Según especialistas, el caso Astesiano influye negativamente en los votantes, pero no implica un “vuelco radical”

Lo que el año nos dejó

La socióloga Mariana Pomiés y el politólogo Daniel Buquet dialogaron con CRÓNICAS acerca de lo que fue el 2022 en materia política y ahondaron en los acontecimientos que trascendieron y marcaron el rumbo del ámbito gubernamental. Además, reflexionaron sobre la postura del Frente Amplio (FA) como oposición luego del referéndum del 27 de marzo y hablaron acerca de las proyecciones de cara a las elecciones de 2024.

Por Mateo Castells | @teocastells

Cuando los casilleros del almanaque se encuentran en su gran mayoría tachados, luego de un año que comenzó con el referéndum sobre la Ley de Urgente Consideración (LUC) del 27 de marzo y culminará con los casos Astesiano y Marset, además de la reciente renuncia de Carolina Ache, subsecretaria de Relaciones Exteriores, sobre la mesa, la opinión de dos especialistas en el ámbito político resulta fundamental para comprender los distintos sucesos que atravesaron la agenda política.

Además, los proyectos de reforma en educación y seguridad social, que formaban parte de la plataforma electoral del actual gobierno, comenzaron a tomar forma por primera vez a lo largo de este año y, junto con el caso previo de Katoen Natie y el proyecto Arazatí, terminaron por dividir las aguas entre oposición y oficialismo.

En lo que respecta a esta relación entre gobernantes y opositores, el resultado del referéndum muestra un país que sigue igual de dividido, lo que se pudo apreciar tras el resultado electoral de 2019. La coalición, con el triunfo de la papeleta azul, tuvo la oportunidad para seguir aplicando lo que en la previa a las elecciones nacionales había propuesto. Por su parte, el FA encaminó, tras el 27 de marzo, su campaña preelectoral. Pomiés señaló que “a pesar de haber perdido, lograron un resultado interesante para lo que se esperaba”.

Cuando la reforma de seguridad social se ponga en marcha, si es que finalmente es aprobada en el Parlamento, y los timbres suenen por primera vez en las escuelas en marzo de 2023, el gobierno podrá ver materializadas sus propuestas de campaña. Además de ser elementos de importancia para su agenda, fueron asuntos donde el FA, reconstituyendo su funcionamiento con la presidencia de Fernando Pereira, aprovechó para “pegarle” al gobierno, según Daniel Buquet.

Si bien la pandemia brindó cierto protagonismo al tema de la salud y la preocupación de la población sobre la seguridad pública disminuyó, esa “luna de miel” entre el gobierno y la población, en palabras del especialista, vio su fin con la llegada del 2022, primer año “pospandemia”.

En este sentido, se estableció una normalización en lo que respecta a la imagen del gobierno. Luego de que el éxito en el referéndum ayudara a la coalición a mantener su imagen, finalmente esta empezó a caer, que es lo que suele pasar en todas las administraciones. “No es que el gobierno merezca que su imagen baje, si no que todos los gobiernos pasan por una caída de popularidad en el promedio de mandato”, sentenció el entrevistado.


Los nombres que complicaron la luna de miel

En la segunda mitad del año, en muchos de los celulares, televisores y computadoras de los uruguayos, el nombre Astesiano, dentro del habitual desfile de noticias diarias, fue el más repetido. Más allá de que existe una franja de votantes no politizados, que se encuentran, en su mayoría, ajenos al día a día del espectro político, la repetición del caso de corrupción que involucra al excustodio del presidente Lacalle Pou, al ser un caso de carácter delictivo llevado a la Justicia, posee mayor capacidad para penetrar en la opinión de ese grupo de la población no politizado, e influir en la aprobación de los votantes.

Al respecto, la consultora Opción realizó un monitoreo acerca de la aprobación del gobierno en el mes de noviembre de 2022. Allí, los encuestados fueron consultados sobre si cambió su percepción del gobierno luego del caso Astesiano y el 60% afirmó que no, el 10% dijo no saber y el 30% restante declaró que su percepción se vio alterada a raíz de ello. De los encuestados comprendidos en esta última cifra, un 8% tuvo un cambio positivo, mientras que para el 22% fue negativo.

Respecto a esto, el politólogo argumentó que hay mucha gente a la que esto no le importa y “no hay que esperar un vuelco radical de la opinión pública” a raíz de los casos Astesiano y Marset.

Por su parte, Pomiés no cree que el gobierno actualmente tenga un problema serio, pero sí afirmó que son situaciones que debe enfrentar con una estrategia de resolución de problemas, para evitar que los partidos de la coalición se vean perjudicados de cara a las elecciones de 2024, de lo que el FA sacaría una “importante” ventaja.