Buquet: “En Uruguay hay blancos, hay colorados, hay frentistas, pero no hay cabildantes”

Daniel Buquet, doctor en Ciencia Política e investigador de la Udelar

Pasado el año bisagra del período de gobierno, tanto el presidente Lacalle Pou como la coalición multicolor enfrentan una etapa donde, más allá de los logros de gestión, empieza a pesar en el horizonte un 2024 de campaña. En este escenario, el Frente Amplio (FA) enfrenta un momento de importantes decisiones, donde Cosse y Orsi están a la espera de sutiles movimientos que aclaren el panorama. El gobierno, sus partidos y la oposición, empiezan a caminar por encima de la alfombra electoral, y el experto Daniel Buquet analizó en entrevista con CRÓNICAS los aspectos claves de ese desenlace. 

Por Matías Kapek | @matias_kb

-¿Cómo analiza el escenario de aprobación del gobierno y del presidente?

-Hay dos tipos de lecturas, la positiva y la negativa. En primer lugar, si en su penúltimo año de gobierno el presidente tiene más de un 40% de aprobación, se trata de un nivel bueno o muy bueno. Sobre todo, dadas las circunstancias, en un contexto más bien restrictivo y donde incluso hubo una pandemia, se trata de buenos números. La lectura negativa, por otra parte, sería por el lado de que, de todos modos, la aprobación viene cayendo, la desaprobación viene creciendo, y la oposición se viene haciendo fuerte en algunos puntos, tal vez desde hace un año con el referéndum. El gobierno no puede quedarse en la buena aprobación, ya que viene cayendo y el año que viene hay elecciones. Por más que se pueda evaluar coyunturalmente que esto no está tan mal, debe tenerse en cuenta que si la tendencia sigue como viene, se va a perder. El objetivo de los políticos que llegan al gobierno en principio debe ser la reelección, la cual se logra haciendo bien las cosas o haciendo que la gente perciba mayoritariamente que han hecho bien las cosas.

-¿Existe la posibilidad de que el gobierno remonte esta línea descendente?

-Que el gobierno remonte en la opinión pública no es una cosa disparatada. Ese ciclo donde los gobiernos pierden popularidad a medida que avanza el mandato, pero luego el último año recuperan parte de lo perdido, es bastante común. Eso va a depender de otras cosas, por ejemplo, de la Rendición de Cuentas y todo lo que tenga que ver con las políticas que pueda presentarle a la ciudadanía, como un avance, un logro o un beneficio. 

-Por primera vez, desde hace mucho tiempo, el Partido Nacional (PN) se va a presentar con una grilla completa de candidatos que enfrentan su primera elección presidencial. ¿Qué evaluación hace de las figuras que se perfilan a ocupar estos espacios? 

-Por lo que puedo saber, en el PN se perfila como el líder Álvaro Delgado, y Laura Raffo en segundo lugar. Por último, y casi sin chance, algún pretendiente del sector wilsonista, que está buscando una candidatura. A mí me parece que ese escenario está claro, Delgado y Raffo tienen una imagen propia y capaz que un poco distinta en cuanto al perfil. Los dos son ideológicamente similares, vinculados al sector del presidente, en el caso de Raffo, específicamente al herrerismo. El PN lidera con muchísima luz dentro de la coalición, el panorama parece indicar que cualquiera que sea el candidato, y que creo que lo más probable es que sea Delgado, va a ser el candidato del próximo balotaje. Es el escenario que se va a dar, salvo que el FA gane por mayoría absoluta, lo que hoy no aparece como altamente probable.

-En el FA se identifica un escenario donde parece haber una marcada competencia central, Orsi y Cosse parecen ser las referencias casi indiscutidas para competir mano a mano en las internas. ¿Cómo analiza los perfiles de cada uno de ellos?

-Orsi es como el Delgado del FA, es una figura que tiene un perfil dialoguista y no es un gran confrontador, busca lo que en nuestra jerga es acercarse al votante mediano. Tiene un discurso que puede atraer votos de gente que no es ni de izquierda ni de derecha, que vota por el desempeño de los gobiernos, o por cómo percibe que le va a la gente en función de eso. En tanto, Cosse tiene un perfil más nítidamente izquierdista y más confrontativo. Refleja los sectores del FA que entienden desde el primer gobierno que deberían hacerse gobiernos más de izquierda. Es decir, más antimercado, más protrabajadores, estatistas. Se trata de sectores que son muy potentes dentro del FA, pero que no existen fuera de él.

-Pero, teniendo en cuenta esa línea, debe decirse que el MPP apoya a Orsi.

-Es probable que en cualquier clasificación pongan al MPP como integrante del ala radical del FA. El tema es que los líderes que ha dado, ellos mismos, no son muy radicales. Mujica tenía algo raro, lucía como radical, tenía un aspecto radical, pero no un discurso radical, ni mucho menos un gobierno o una agenda política más de izquierda. Dentro del MPP hay quienes creen que el FA debería hacer gobiernos más de izquierda que los que hizo, pero da la impresión de que lo que quieren es ganar las elecciones. Y de alguna manera saben que para ganar las elecciones hay que tener una propuesta razonablemente moderada, con una posición izquierdista pero no radical, y entienden que Orsi representa eso. 

-¿Qué lectura hace de los movimientos que se han dado hasta el momento en la interna de este partido?

-Orsi les crea un problema a los sectores moderados del FA, da la impresión de que tienen poco espacio y de que están en un dilema interno. Allí está la posibilidad de una tercera candidatura, la de Bergara, pero el sector de Astori o Astori mismo da la impresión de que no tienen muchas ganas de promoverlo. Simétricamente, del otro lado, en la punta izquierda, está la posición de los comunistas que hasta ahora no se ha revelado. Son posibles apoyos de Cosse, pero no han definido este asunto. Estas dos posibles candidaturas podrían impactar en los resultados, porque si se lanza Bergara probablemente le sacaría votos más bien a Orsi y entonces eso le daría más chances a Cosse. Y a su vez, si los comunistas apoyan a Cosse, le darían un respaldo importante en términos de aparato político, lo que pesa bastante en las internas porque el voto es voluntario. Uno podría pensar que Orsi es el favorito a priori, pero si los comunistas apoyan al Cosse y se lanza Bergara, me da la sensación de que Cosse empareja bastante. La perspectiva de ganar la elección para el FA es mejor con Orsi que con Cosse, la cual tiene algunas debilidades en la zona del electorado moderado.

-En el Partido Colorado (PC), más que una disputa interna, se percibe una falta de liderazgos. ¿Cree en la posibilidad de que Bordaberry se reincorpore a la política partidaria? Y en caso de que esto suceda, ¿cuál puede ser la repercusión para el PC?

-Que vuelva Bordaberry es posible, es de esos personajes que se mueven con un pie adentro y otro afuera de la política, desde siempre. Ahora está afuera, pero siempre se manejó en esa zona, mostrando no ser un político profesional. Hay muchos que lo alientan y parece ser un hecho incontrovertible que su aparición revitalizaría el PC por la ausencia de figuras con peso. Dada la renuncia de Talvi y la condición de Sanguinetti, las figuras que son más conocidas dentro del PC no parecen tener un potencial electoral relevante. El único al que veo un escalón arriba en términos de opinión pública es al presidente del Codicen, Robert Silva. Ahora está inhibido de hacer política y tendría que decidirse rápido. Se trata de la otra figura que por haber sido candidato a vicepresidente está instalada en la opinión pública, que tiene un discurso muy centrado en la educación, y que puede además complementar la oferta junto a Bordaberry. Este último, más allá de que en algún momento monopolizó la votación colorada y lo acompañó no solo el sector conservador del partido, tiene más ese perfil. Robert Silva tendría un poco más el perfil del batllismo clásico, y entre los dos sería el escenario que, según me imagino, más potencia le daría a la oferta colorada. 

-Cabildo Abierto (CA), por su parte, ha marcado sus diferencias con el resto de la coalición. Lo más resonado estuvo en torno a la reforma de la seguridad social y ahora también se plantearon disonancias alrededor de las medidas de seguridad. ¿Cómo lo analiza? ¿Esto será más habitual a medida que se acerquen las elecciones o solo se planteará en torno a algunos temas?

-Cabildo, o más bien Manini, marcó esta impronta desde el principio, es un socio de la coalición medio díscolo, que busca marcar perfil propio sistemáticamente. De hecho, creo que, hasta cierto punto, lo que pasó con la reforma fue como la ruptura de la coalición en términos legislativos. Porque al final tanto exigió, que hizo que los colorados tuvieran que hacer lo mismo. Es decir, rompió la coalición en el sentido de que no solo actuó como desde fuera, sino que obligó a los colorados a hacer lo mismo. Y obviamente lo va a seguir haciendo, aunque tampoco puede desgastarse todo el tiempo de ese modo, va a seguir marcando un perfil propio.

-En general, ¿cómo ve la situación de CA?

-La situación de Cabildo puede ser peor que la del PC. Por un lado, tiene la ventaja de que la figura ya la tiene, a diferencia de los tres partidos grandes que no han definido un liderazgo y una candidatura presidencial. Si bien tienen figuras mejores o peores, estas están en la situación de tener que consolidar un liderazgo nuevo, es un momento de renovación. CA, por su parte, tiene el líder consolidado y es conocido, el problema es que no tiene las estructuras partidarias que tienen los otros partidos. Tiene la imagen del líder, su discurso y un electorado reducido. En las encuestas, Cabildo no da muy bien, no da una intención de voto ni cercana a la de la elección anterior.

-¿A qué lo atribuye?

-En algunos estudios se hablaba de que CA se había alimentado de muchos votos de sectores bajos de la sociedad, que posiblemente antes habían votado FA o se habían repartido entre los distintos partidos. Estos sectores, motivados por distintos elementos, por ejemplo, por el rechazo al gobierno anterior, vieron en Manini una figura atractiva. Pero esos votos no son votos identitarios, no hay una identidad cabildante en el Uruguay. En Uruguay hay blancos, hay colorados, hay frentistas, pero no hay cabildantes. El voto cautivo de Cabildo es el militar, pero es solo el 2% o 3% del total del electorado. Para llegar al 10% que obtuvieron anteriormente necesitan muchos más, y es ahí donde CA cae en un mensaje muy genérico, tiene una referencia hacia el interior, los temas de seguridad, un discurso nacionalista, pero no tiene un perfil definido que haya generado una identidad que le permita decir: “Tengo un piso electoral del 10% y a partir de acá voy a crecer”. Como los otros partidos tienen internas, el primer semestre del año 2024 es para Cabildo un poco cuesta arriba, se va a hablar mucho menos de ellos hasta junio.


Reforma de seguridad social: “En el electorado no hay hinchas de la sostenibilidad del sistema”

-En el último tiempo, el tema más tratado en la agenda pública ha sido el de la reforma de la seguridad social. Siempre se marcó desde el oficialismo que era algo que se impulsaba a pesar de “un costo político”. Teniendo en cuenta esto, ¿va a tener un impacto en la imagen del gobierno la aprobación de esta reforma? 

-Entiendo que sí, la reforma no ayuda a la popularidad del gobierno. No beneficia a nadie en particular y perjudica a unos cuantos. Tenés que trabajar más años para jubilarte y no se da a cambio de eso la posibilidad de que otros se beneficien, lo único que se beneficia es algo así como la sostenibilidad del sistema. Sin embargo, en el electorado no hay hinchas de la sostenibilidad del sistema.

-¿Qué opinión le merece el proceso de aprobación? ¿Algunos actores dentro de la coalición buscaron desmarcarse de este impacto negativo?

-Hay que hacer una puntualización en relación con el curioso proceso de aprobación por el cual la reforma, que perjudicaba a mucha gente, con CA por un lado y el PC por el otro, logró incorporar beneficios para algunas personas. En este punto es donde el gobierno se puede desagregar en los tres socios principales, matizando el asunto. Los socios del presidente pidieron algo de lo que agarrarse para mostrar a la gente que consiguieron beneficios. De todas formas, tengo serias dudas de que eso logre un impacto relevante en la simpatía por estos sectores. Pero, en definitiva, el saldo global va a ser negativo. El mensaje es que para jubilarte tenés que trabajar más años y eso el FA y el PIT-CNT lo están poniendo en el centro del asunto.