Desempleo juvenil en Uruguay es un problema “especialmente grave”

Déficit en formación dificulta el acceso y afecta la calidad del empleo

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Las dificultades de acceso al empleo para los jóvenes son un desafío para todos los países, pero en el caso de Uruguay, donde la tasa de desocupación para los menores de 24 años es la más alta de América Latina, representa un problema “especialmente grave”, indicó Felipe Migues, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), en diálogo con CRÓNICAS. Una clave a futuro es en la formación de los trabajadores, puesto que quienes se enfrentan al mercado con bajo nivel de formación tienen más dificultades para conseguir empleo, y cuando lo logran, es en trabajos de menor calidad en términos de formalidad, desarrollo profesional e ingresos.

Cuando se observa el desempeño de una economía, analizar el comportamiento del mercado laboral constituye una variable clave. A su vez, tras la pandemia de covid-19, se generaron importantes cambios en el mercado laboral que han revolucionado a la sociedad y han acelerado una transformación que ya se venía produciendo gradualmente.

Un problema que no es nuevo son las dificultades que tienen los jóvenes para acceder a un empleo, pero en Uruguay, donde la tasa de desempleo en jóvenes menores de 24 años llega al 21,5%, ese problema es “especialmente grave”, según Migues, puesto que la convierte en la más alta de América Latina.

El CED, la encuestadora Equipos y la bolsa de trabajo BuscoJobs, publicaron el último informe del Monitor Laboral que tiene como objetivo profundizar estadísticas y poner el foco en problemas estructurales de Uruguay. Los datos utilizados corresponden a la Encuesta Continua de Hogares (ECH) para el año móvil julio de 2021 a junio de 2022 y la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) del 2018.

Principales conclusiones

En Uruguay, el mercado de trabajo está en el centro de varias tensiones y desafíos hacia el crecimiento y desarrollo, tanto de los jóvenes como del país. Según Migues, el informe busca presentar las características de la situación del mercado laboral y ampliarla para que vaya más allá de “un problema de empleados y desempleados”. Por otra parte, agregó que se busca la articulación de programas focalizados que tiendan a aumentar el capital humano joven para ingresar al mercado laboral.

Una de las principales conclusiones del informe es que en Uruguay “el desempleo tiene cara de joven”, puesto que, de cada 10 desempleados, seis tienen menos de 30 años.

Migues comentó que “el primer empleo es el más complejo de encontrar”, debido a que la experiencia laboral es baja o nula, por lo que su formación es la principal herramienta para conseguir un trabajo.

El informe subraya la importancia que tiene haber finalizado el bachillerato respecto de no hacerlo, al momento de acceder a un empleo. En ese sentido, Migues lamentó los bajos niveles de formación que se observan sobre la finalización del bachillerato, lo cual tranca la trayectoria laboral posterior, ya que dispone a problemas de aprendizaje básicos para manejar ciertas actividades. También advirtió que la mitad de los desempleados entre 18 y 24 años no terminaron el ciclo básico.

“Los jóvenes requieren formación, (pero) se enfrentan al mercado con bajos niveles de formación, lo que los lleva a trabajos de menor calidad en términos de formalidad, desarrollo profesional e ingresos”, sostuvo.

Estos problemas se reflejan también en la generación de empleo. Los sectores que más personal y formación demandan son las tecnologías de la información y comunicación, logística y actividad forestal. Por el contrario, se han perdido empleos de baja calificación como operarios. Eso genera “una brecha” entre sectores.

Cambios necesarios

Entre aquellos jóvenes que se encuentran en la búsqueda de empleo y no logran conseguirlo, el 55% contó con algún tipo de experiencia laboral previa, mientras que el 46% restante no tuvo. En ese sentido, el economista señaló que es necesario “empezar con mayores vinculaciones entre educación y trabajo”. Indicó que son necesarias ofertas educativas que se aproximen al mercado de trabajo con un desempeño de tareas como parte del proceso de formación. Pero también es importante que el sistema educativo avance en reconocer las capacidades que se generan en el mercado de trabajo, lo cual puede ayudar a los jóvenes que no terminan el liceo. “La acreditación y certificación por conocimiento previo son poco profundas y pueden ser una alternativa para reinsertar jóvenes. Hay que reconocer el mercado de trabajo por parte del sector educativo”, comentó.

Por último, Migues se refirió a los cambios tecnológicos y ha cómo han cambiado la sociedad en los últimos años, tanto sea al momento de buscar un trabajo, como a la interna del mercado, lo que obliga a tener mayores competencias al respecto. Eso afecta “de manera inequitativa el acceso al mercado de trabajo”. “Los cambios tecnológicos no son un problema, pero encuentran en distintos puntos de partida a la población”, señaló.


“Vale la pena revisar” los subsidios para fomentar el empleo

La Ley de Promoción de Empleo busca fomentar la contratación de ciertos grupos de personas mediante subsidios otorgados a las empresas, lo que para Migues, “da la sensación de que vale la pena revisar”, ya que las cifras de desempleo continúan siendo “preocupantes”.

En cuanto al informe, aclaró que intenta brindar pistas sobre dónde y cómo está puesto el enfoque del desempleo y que, si bien la idea es conseguir empleo, el estudio parte de la intención de “potenciar trayectoria en cuanto a capital humano”.

“Mi impresión es que abarca demasiados puntos no necesariamente alineados”, dijo el entrevistado, y agregó: “Puede ser que esté muy focalizada en resolver el tema del desempleo y no el empleo de calidad”.