Soc. Renato Opertti, especialista en la Oficina Internacional de Educación de la Unesco y fundador de EDUY21
La iniciativa ciudadana EDUY21, que ha tenido el visto bueno de todos los partidos, se creó pocos meses atrás con el objetivo de impulsar la tan nombrada reforma educativa. Uno de sus fundadores, el sociólogo Renato Opertti, explicó en entrevista con CRÓNICAS que los cambios en educación se han frenado por la falta de voluntad de los gobiernos y porque el sistema político, al que “le cuesta asumir que las reformas tienen costos”, no se ha hecho cargo de su rol en la materia. Por otro lado, el experto afirmó que “Uruguay no mejoró sus resultados porque no tuvo capacidad de hacer una propuesta educativa que conecte con la sociedad”.
El menú El magíster en investigación educativa degustó, en la cava de Panini’s, una ensalada de hojas verdes, salmón ahumado, muzzarella bola y tomates cherry, que acompañó con agua mineral con gas. Finalmente no pudo disfrutar el postre porque un avión que partía hacia Corea, previo paso por San Pablo y Abu Dhabi, lo estaba esperando en el Aeropuerto de Carrasco.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-Brevemente, ¿cómo definiría EDUY21?
-EDUY21 es una iniciativa ciudadana que se orienta a establecer bases fundamentales de un proceso de cambio educativo pensado para 10 años, que tiene que ser sistémico, profundo, transversal a los diversos niveles educativos, y que tiene que incorporar un conjunto de elementos.
-¿Elementos de qué tipo?
-Elementos de orden institucional, programático, financiero, pedagógico, de recursos humanos, es decir, es un cambio pensado en su integralidad. Es una iniciativa que no tiene ningún color político pero tiene finalidad política, que es aportarle al país una mano amigable, propositiva y seria para que Uruguay repiense su educación de cara a los desafíos a los que se enfrenta hoy.
-¿Por ejemplo?
-Desafíos de ciudadanía, de construcción ciudadana, de inserción en el mundo, de integración social y cultural. Nosotros partimos de que la educación cumple una cantidad de funciones. La educación para nosotros es política económica, social y cultural, porque no hay mejor política que una buena política educativa que forme recursos humanos de calidad.
-¿Qué diagnóstico hacen en EDUY21 sobre la educación actual?
-El diagnóstico que hacemos es que bajo el modelo institucional y educativo actual, no encontramos las claves para un cambio educativo profundo. Es necesario plantearse un cambio de una envergadura tal que permita al país tener en la educación una herramienta fundamental de formación de ciudadanía, de integración cultural y social, de mejora de inserción del país en el mundo.
“La educación necesita redefinirse porque Uruguay se enfrenta al dilema de ser un país viable o no desde el punto de vista social, cultural y de inserción mundial”
No creemos que esté todo mal o todo bien, el problema son las opciones de política educativa: mantenerse dentro de la estructura actual del sistema y mejorarla, o plantearse un nuevo modelo de gobierno de la educación.
La discusión fundamental que permea todo cambio educativo en cualquier sociedad en el mundo empieza por preguntarse el “para qué” y el “qué” de la educación. En Uruguay hemos priorizado más la discusión sobre infraestructura, condiciones de trabajo y salarios, que sobre contenidos, procesos educativos y resultados de aprendizaje.
-¿Qué es el “para qué” y el “qué” de la educación?
-Significa preguntarse qué tipo de educación requerimos, para qué modelo de sociedad, para qué construcción ciudadana, para qué persona, para qué comunidad, es decir, preguntarse la relación de la educación con las personas. Creemos que ese debe ser el nervio motor de la discusión.
El dilema está entre un cambio por partes, que ha sido la forma en que tradicionalmente Uruguay ha encarado los cambios educativos, y un cambio sistémico, que implica repensar la educación para repensar la institución educativa.
Planteamos ir hacia un modelo de educación básica de cuatro a 15 años que integre lo que hoy está fragmentado, que es la educación primaria y la media básica. Primero hay que definir ese marco curricular común, y después preguntarse qué tipo de centro educativo queremos para esa educación, qué modalidades vamos a ofrecer, qué tipo de apoyo tiene que tener el docente.
-Ese cambio del marco curricular común es algo que el propio gobierno había planteado y luego lo frenó. ¿Todavía hay posibilidades de llevarlo a cabo?
-El marco curricular se puede introducir ajustando lo existente, o se puede utilizar como un elemento de transformación del sistema, repensando los contenidos educativos, la formación docente, la infraestructura necesaria. La discusión se trancó porque poner en marcha un marco curricular implicaba repensar todo el sistema educativo.
-¿Eso no lo tuvo en cuenta el gobierno?
-Yo creo que [Fernando] Filgueira y [Juan Pedro] Mir tenían claro eso. El problema era que no había voluntad política para llevarlo a cabo, porque eso implica decisiones, ir hacia un modelo de educación básica donde la escuela y el liceo, que hoy están tan separados, se integren de otra manera; pensar un nuevo rol docente, un nuevo sistema de evaluación.
-¿La falta de voluntad política provenía del Codicen (Consejo Directivo Central)?
-Los cambios tienen que ser asumidos políticamente, pero en Uruguay tenemos un sistema educativo donde el liderazgo político no está claramente establecido en el rol del Ministerio de Educación (MEC), que no tiene potestades para ejercerlo.
Segundo, quienes están en el sistema educativo formal, en la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública), tienen que asumir ese cambio en su integralidad, pero lo han asumido en partes.
Entonces, el cuello de botella ha estado en las debilidades que tenemos de liderazgo político, y en la falta de saberes, competencias y voluntades de los cuerpos técnicos para llevar a cabo los cambios. Y efectivamente hay gente que se opone a esto porque piensa que en educación es mejor trabajar por niveles compartimentados.
“Uruguay es de los países de América Latina que menos progreso relativo ha tenido en aprendizajes en los últimos años”
-¿Gente de la política?
-Yo creo que el sistema de partidos políticos ha tenido dificultades para apropiarse de cambios sistémicos porque le cuesta ver la integralidad de los cambios y a veces por un tema de tiempo se prefieren cambios más puntuales; es más fácil invertir en 100 escuelas de tiempo completo que ponerse a rediscutir los contenidos educativos. También hay un tema de costos, al sistema político le cuesta asumir que las reformas tienen costos.
EDUY21 le va a servir a todo el sistema político para ver la integralidad de los cambios. Los partidos políticos hoy sienten la necesidad de un cambio educativo, con diferentes gradientes, pero a veces no tienen la perspectiva, ni la visión ni las herramientas para efectivizarlo, y nosotros venimos a brindarles eso.
-¿Creen que su propuesta será de recibo para el FA, considerando lo que sucedió con Filgueira y Mir?
-Hasta ahora EDUY21 ha tenido señales de aliento de todos los partidos.
-Pero apoyo del gobierno no han tenido.
-Nosotros no buscamos el apoyo del gobierno o el apoyo de la oposición, buscamos el apoyo del sistema de partidos políticos.
-Pero, ¿sin el gobierno se puede llevar adelante una reforma?
-No, es el responsable de la política, pero nosotros estamos dispuestos a dialogar con el gobierno actual para que algunas de las ideas que tenemos pensadas se puedan plasmar.
-¿Con qué herramientas?
-Por ejemplo, con la Rendición de Cuentas. Filgueira va a manejar eso con el sistema de partidos políticos en los próximos días. Nosotros vamos a tratar de construir una propuesta que el sistema de partidos políticos entienda y haga suya.
No queremos centrar esto en una lucha entre gobierno y oposición. Partimos de una idea muy clara: cualquiera sea el partido que los ciudadanos elijan en el 2019, estamos dispuestos a apoyar un proceso de cambio educativo y a dialogar con el sistema de partidos, porque no creemos que un partido solo pueda cambiar la educación, por eso apuntamos a la intervención del Parlamento en este proceso, que es clave.
-También van a proponer un proyecto de ley.
-Una vez que tengamos definidos el “para qué” y el “qué”, el modelo de gobierno, las metas educativas y las herramientas para el cambio, eso se va a traducir en un conjunto de instrumentos. Concretamente estamos pensando en una nueva ley de educación.
-¿Cuáles son los principales cambios que introduciría esa norma?
-El primer gran trazado es fortalecer la discusión sobre los contenidos educativos y que el Parlamento se apropie de los mismos.
El segundo aspecto es el modelo de gobierno educativo, que todavía no lo hemos definido, pero queremos apuntar a reforzar el liderazgo político de la educación desde el MEC, sin tener que ir a un cambio constitucional.
“Bajo el modelo institucional y educativo actual, no encontramos las claves para un cambio educativo profundo”
En tercer lugar, repensar cómo técnicamente implementamos la política. Para nosotros sería bueno tener una dirección educativa unitaria, que puede ser una nueva figura que implique una integración de los consejos desconcentrados y el Codicen.
-¿Mantener los consejos desconcentrados?
-No lo sé, hay que repensar esa relación porque falta una conducción unitaria y porque hay mucha superposición de responsabilidades, de roles, de funciones, de recursos.
Lo otro fundamental es darles a los centros educativos responsabilidad, autonomía y Rendición de Cuentas para que puedan administrar y seleccionar sus recursos humanos y financieros, y que tengan capacidad de incidir en los contenidos educativos y en cómo enseñar. Y los cometidos del Ineed (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) tienen que ser potenciados aún más.
“Los gobiernos han responsabilizado a los sindicatos porque no han tenido la voluntad de llevar a cabo las políticas”
-Una vez que se llegue a un plan de reforma, ¿qué lugar van a tener los sindicatos de la educación, que históricamente se han resistido a los cambios en la materia?
-Hay que diferenciar dos niveles. Yo creo que los sindicatos como expresión de los trabajadores, que velan por la mejora de las condiciones de trabajo y los salarios, cumplen un rol protagónico y necesario en una democracia. Después hay un nivel técnico que son las ATD (Asambleas Técnico Docente), donde se discute en materia de contenidos educativos.
En EDUY21 pensamos que hay que fortalecer la discusión de los contenidos de parte de los docentes, queremos que haya un diálogo sustantivo, porque muchas veces los sindicatos y las asambleas han dicho, con razón, que no se les ha dado una propuesta educativa con la cual discutir.
Nosotros nos vamos a juntar con los sindicatos, con los gremios docentes y con las ATD para dialogar la propuesta. De hecho, en el modelo que vamos a armar de dirección educativa, no habrá ninguna puerta cerrada.
-¿Por qué cree que se tiende a responsabilizar a los sindicatos cuando no salen los cambios?
-Yo creo que hay que ser claros en que los sindicatos son expresiones vinculadas a condiciones de trabajo, no a contenidos educativos.
-Pero han intervenido.
-Han intervenido porque se ha mezclado la conversación y porque muchas veces, por diferentes razones, se ha perdido cierta especificidad de lo técnico docente.
-Volviendo a la pregunta…
-Se ha responsabilizado a los sindicatos, primero porque ha habido algunos bloqueos importantes, pero también porque no se ha tenido la voluntad de llevar a cabo las políticas.
-¿No la ha tenido quién?
-Los gobiernos, que muchas veces han preferido no asumir la responsabilidad política de la educación. Si tú tenés una política educativa, la discutirás, la afinarás, pero finalmente tenés que tomar una decisión. Lo que no puede haber es poder de veto, es decir, para EDUY21 si el sistema de partidos políticos consensua determinadas líneas, nadie puede vetarlas porque estaríamos vetando la democracia.
“Uruguay no mejoró sus resultados porque no tuvo capacidad de hacer una propuesta educativa que conecte con la sociedad”
¿Por qué hacemos tanto énfasis en que esta propuesta surja del sistema de partidos políticos hacia el Parlamento? Porque una vez que esté ahí, es de todos y hay que implementarla, no hay veto posible. El sistema político debe asumir su rol en materia educativa, que hoy no lo está haciendo. Es momento que el sistema político se haga cargo de la responsabilidad de la educación.
-¿Hoy de quién es la responsabilidad?
-Yo diría que hoy la educación está fraccionada en diferentes mandos, no tiene conducción unitaria porque el modelo no lo permite. Uruguay tiene un modelo institucional que traba la ejecución educativa de políticas de cambio, ahí hay un problema importante.
“En Uruguay lo que ha fallado ha sido la propuesta educativa”
-Muchos países de América Latina, incluido Uruguay, han aumentado la inversión en educación en los últimos años, pero los resultados no han sido los deseados. ¿A qué se debe?
-En el mundo no hay una relación lineal entre inversión y resultados educativos en general. Lo que en América Latina ha pasado es que el aumento de la inversión y los recursos en educación no se ha correspondido con una propuesta institucional, curricular y pedagógica potente para hacer un uso de esos recursos de manera de lograr un salto cualitativo en los aprendizajes.
Lo que ha fallado ha sido la propuesta educativa, y Uruguay es un buen ejemplo: no mejoró sus resultados educativos, no por un agravamiento del contexto, que ha mejorado en la última década, sino porque no ha tenido capacidad de hacer una propuesta educativa que conecte con la sociedad, con los alumnos, que los motive. Uruguay es de los países de América Latina que menos progreso relativo ha tenido en aprendizajes en los últimos años.
-¿Le creyó al presidente Tabaré Vázquez cuando dijo que venía para reformar la educación?
-Yo creo en la buena voluntad de la gente para transformar las cosas. Me pareció que Vázquez expresaba un sentido de urgencia en el cambio educativo, y mi confianza mayor era quién estaba detrás: Fernando Filgueira, con quien venimos trabajando desde hace más de una década en propuestas de cambio educativo.
“Para el sistema político es más fácil invertir en 100 escuelas de tiempo completo que ponerse a rediscutir los contenidos educativos”
-¿Le sorprendió el desenlace?
-Me sorprendió porque yo creía que Fernando y Juan Pedro podían ser los abanderados de un proceso de cambio que era una ilusión para mucha gente. No me sorprendió tanto por el modelo de gobernanza en educación que tenemos. Ellos se enfrentaron a restricciones institucionales severas porque con el modelo actual es muy difícil ejercer un liderazgo político transformacional de la educación.
-El nacionalista experto en educación, Pablo da Silveira, dijo hace unos meses a CRÓNICAS que los problemas que hoy padece la educación derivan únicamente de las administraciones frenteamplistas. ¿Coincide?
-Yo no entro en afirmaciones político partidarias porque la idea de EDUY21 es tender puentes. Lo que sí reconozco es que hemos vivido en los últimos años ciertas restricciones importantes en cómo gerenciar cambios, no solamente en el área educativa.
Lo que está en crisis es el modelo de cambios que se ha preconizado, lo cual no significa que sea responsabilidad de un solo partido político, porque este modelo tan fraccionado de conducción de la política educativa ha pervivido durante los últimos 30 años.
Por otro lado, hubo una Ley de Educación (2008) que no fue en la dirección de resolver este problema, pero tampoco hubo una voluntad de otros de resolverlo de otra manera antes de esa Ley. Yo creo que hay que repensar el modelo institucional de cambios.
-La semana pasada el vicepresidente del FA, José Carlos Mahía, dijo en entrevista con CRÓNICAS: “Tenemos que mejorar en la gestión de algunas políticas sociales en las que paradójicamente antes de llegar al gobierno pensábamos que teníamos mayores fortalezas”. Se refería, entre otras, a la educación. ¿Qué opinión le merece?
-Con José Carlos yo mantengo una amistad hace mucho tiempo y siempre hemos tenido la oportunidad de dialogar sobre educación. Yo creo que él ahí está identificando que a veces se tiende a creer que por tener determinados apoyos se tiene asegurado un cambio, pero no es tan así. En ese sentido el partido de gobierno, así como otros partidos, han enfrentado dificultades.
-¿La educación uruguaya está en crisis?
-La educación está en un proceso de necesidad de redefinirse porque Uruguay se enfrenta al dilema de ser un país viable o no desde el punto de vista social, cultural y de inserción mundial. Más que crisis, yo diría que la educación tiene un debe fundamental con la sociedad para que el país sea viable.
“Uruguay es muy débil para enfrentar el mundo de hoy”
-En una entrevista con CRÓNICAS en el año 2002, habló acerca de la importancia de la reforma educativa. Textualmente dijo: “Con la reforma se juega parte del destino de la colectividad uruguaya”. Luego de 15 años se habla exactamente de lo mismo. ¿No se ha avanzado en estos años?
-El destino del país está en juego más dramáticamente ahora que hace 15 o 20 años. Uruguay no ha resuelto tres problemas fundamentales que tiene: una calidad educativa deficitaria en competencias y aprendizajes fundamentales, una inequidad que adquiere valores intolerables porque la brecha entre grupos sociales y culturales es cada vez más grande, y un problema de excelencia marginal, esto es, no tiene un sector de alumnos destacados.
“Hemos priorizado más la discusión sobre infraestructura, condiciones de trabajo y salarios, que sobre contenidos, procesos educativos y resultados de aprendizaje”
-¿Por qué hoy es más dramático?
-Porque Uruguay es muy débil para enfrentar el mundo de hoy -la cuarta revolución industrial-, donde las personas están reformulando las maneras en que se vinculan, la forma de trabajar, y donde tenemos un problema de robotización y automatización.
-¿Hoy nuestra educación no forma a las personas para el ámbito laboral?
-No solamente para el ámbito laboral, no forma para esa sociedad donde la persona va a tener que manejar cuatro órdenes fundamentales de competencias: aprendizajes básicos como las lenguas –incluido el lenguaje de programación-, comunicación, matemáticas y ciencias; competencias metodológicas como trabajo en equipo, resolución de problemas; competencias para cuidarse a uno mismo –la salud, la alimentación-; competencias ciudadanas para ser parte de un mundo global, que a su vez es local.