- ¿Cuáles son las consideraciones generales que hace del proyecto de Rendición de Cuentas presentado por el gobierno?
-Nosotros vemos este tema con particular preocupación porque creemos que el país está en una situación particularmente delicada. Quizás el resultado del primer trimestre del 2017 augura mejores esperanzas pero, en los hechos, ese crecimiento está influenciado por la actividad turística ya que fue una temporada excepcional y hace que la economía haya tenido un repunte importante, también en el sector agropecuario donde se computa la venta de soja que comenzó en marzo.
Se va a cerrar el 2017 por cuarto año consecutivo con un déficit fiscal superior al 3.5%; esto desde el punto de vista de las perspectivas significa que va a haber un aumento de la deuda pública y que se va a cerrar el año con una deuda pública neta en el orden de un 43%, y el dato de referencia es que el 2014 lo cerramos con una relación entre la deuda y el producto bruto interno del 33%. Es decir que en tres años vamos a tener un aumento del 10%; lo cual está mostrando que a pesar de que el país tiene una sólida posición financiera, hay un deterioro de la situación financiera que es un tema al que necesariamente hay que hincarle el diente.
Vemos que el déficit no se va a atender porque la modificación presupuestal que acompaña la Rendición de Cuentas nuevamente incrementa el gasto público y creo que allí está la situación preocupante.
Esto preocupa porque la situación se viene arrastrando y significa que el país se está endeudando a razón de US$2.000 millones anuales.
Por tanto, cualquier aumento del gasto público que se dé en la Rendición de Cuentas se hace sobre la base de un mayor endeudamiento a pesar de que se establecen algunos aumentos de impuestos que, por supuesto, me parecen una pésima señal del gobierno.
Es muy negativo para un país que tiene una apuesta a la inserción internacional que se incremente la tasa consular. Además, al final de cuentas, eso que va a gravar las importaciones que ingresan al país, finalmente lo va a pagar la ciudadanía a través del incremento de los precios.
Por otro lado, en el año 2016 hubo una destrucción de 30.000 puestos de trabajo, muchos de ellos de calidad por ser en el sector industrial, ya que por los altos costos muchas empresas deciden cerrar su producción e importar los productos. Uno tiene la visión de que el gobierno no termina de ser plenamente conciente de lo delicada de esta situación.
“La gestión del Estado uruguayo es absolutamente amateur”
-La oposición asegura que estarán los votos necesarios para aprobar el proyecto en general y abrir el articulado…
-Hay algunos sectores de la oposición que han señalado su perspectiva a acompañar en general el proyecto, en particular lo he escuchado del escindido del Frente Amplio, Gonzalo Mujica. En lo que respecta al Partido Independiente nuestro voto va a ser negativo para estos nuevos impuestos.
-¿Qué se sabe del articulado?
-Son unos 250 artículos que muchas veces tienen relevancia para los Ministerios pero no tienen tanta incidencia en la vida de los uruguayos. De todas maneras hay un artículo muy preocupante que es el artículo 15 que para nosotros representa un quiebre al Estado de Derecho. Este punto señala que el Estado se reserva ante juicios adversos la posibilidad de no pagar y eso es muy grave en una democracia. Hay allí una situación que se arrastra desde hace bastante con los funcionarios judiciales que hay que tratar de darle una solución definitiva y en esta Rendición habría que haber dado los recursos para ello pero en este proyecto no hay ninguna referencia al Poder Judicial por lo que estimamos que ese tema lo van a postergar una vez más.
-¿Qué opina de este bloque opositor que se armó detrás del diputado Gonzalo Mujica que parece tener como fin formar una agenda paralela a la del gobierno?
-Nosotros decidimos no participar de ese bloque. En primer lugar porque nos parecía que tenía un fin de promoción política. Entre los distintos legisladores hablamos todos los días y en una instancia como la de la Rendición de Cuentas nosotros estamos durante mucho tiempo juntos, más de ocho horas diarias. Intercambios existen siempre y también habrá acuerdos, pero esto tenía otro contenido, se buscaba generar un hecho político con una convocatoria que es un poco irreal porque somos partidos políticos distintos, tenemos ideas diferentes y nuestras motivaciones y visiones se manifiestan en expresiones de voto diferentes. Yo creo que vamos a tener acuerdos en algunos aspectos pero serán eventuales.
Si bien el Frente Amplio no tiene mayoría en la Cámara de Diputados, sí la tiene en la de Senadores por lo que hay que tener una actitud de practicidad para intentar sostener aquellas cosas que se puedan mantener de una cámara a la otra. Ese esfuerzo o ese planteo que hizo Gonzalo Mujica me parece que ha perdido validez y el hecho de que haya dicho que va a votar a favor de la Rendición de Cuentas quiere decir que aquello de la oposición era por un rato.
-¿El Partido Independiente se ve afectado por quedar en el medio entre el partido de gobierno y este bloque opositor?
-Yo creo que reafirma lo que ha sido la posición del Partido Independiente. Es un partido que ha tenido siempre una participación muy proactiva, ha presentado muchos proyectos de ley y muchas veces cuando las propuestas del Poder Ejecutivo le parecen inconvenientes para el país ha votado en contra y cuando ha sido al revés hemos acompañado. Hemos tenido coherencia durante todo este tiempo y poco se podría entender que el Partido Independiente formara un bloque ni con los partidos opositores ni con el Frente Amplio.
Es un partido que intenta recrear un espacio social-demócrata y por eso hemos convocado a batllistas y wilsonistas y creemos que vamos camino a eso a conformar una tercera opción distinta al partido de gobierno y a la oposición.
-¿Pesa en este posicionamiento el hecho de que históricamente al Partido Independiente le haya ido mejor negociando con el Frente Amplio que con la oposición?
-Yo creo que hay situaciones en las que hemos tenido acuerdos con el Frente Amplio pero también muchas veces acuerdo con los partidos de oposición; hemos actuado siempre de acuerdo a nuestras ideas y a los lineamientos centrales de nuestro programa de gobierno y en función de eso el partido ha venido fijando posición en los distintos temas y elaborando sus propias propuestas.
“La reforma del Estado nunca fue más que un discurso de Vázquez”
-Recién comentaba que no estaba de acuerdo con los incrementos tributarios pero es evidente que hacen falta recursos, si no surgen de ahí, ¿de dónde provienen?
-Hay varias alternativas en materia de recursos. El Poder Ejecutivo debiera revisar su propia política de promoción de inversiones porque a causa de esta el Estado ha renunciado al cobro de impuestos de forma muy importante, algunas de esas inversiones indudablemente necesitaban una promoción porque eran inversiones bien importantes para el país con puestos de trabajo de calidad pero en muchas otras exoneraciones de impuestos es muy discutible; me parece que es un campo a revisar.
Por otro lado, en las épocas en las que hay dificultades desde el punto de vista económico y con este déficit fiscal, lo primero que hay que hacer es desarrollar un verdadero control del gasto.
Es uno de los grandes problemas hoy en día, el Estado uruguayo no tiene una gestión profesional. Los programas se desarrollan, se les dan sus recursos pero después no se da un control sobre si ese gasto en ese programa cumplió con los objetivos que se había trazado.
Ese es un problema muy grave porque no tenemos la capacidad de revisar, en los hechos, lo que estamos haciendo. Siempre cuando se discuten las leyes de presupuesto se discute sobre la adición de nuevos recursos pero no hay una revisión de lo que es la gestión del Estado.
La gestión del Estado uruguayo sigue siendo absolutamente amateur, a pesar de lo que Tabaré Vázquez dijo acerca de la reforma del Estado, que era la madre de todas las reformas; eso nunca pasó más del discurso.
Siempre estamos discutiendo cuánto aumentamos pero nunca estamos discutiendo cómo hacemos para mejorar la eficiencia de lo que hacemos. Ese es el gran desafío del Estado uruguayo. Hay ejemplos que debiéramos tenerlos de referencia como la reforma en la gestión del Estado que se hizo en Chile.
El propio ministro Astori habló de la necesidad de mejorar la calidad del gasto público pero lamentablemente no pasa del discurso y tenemos ejemplos bastante recientes que demuestran hasta donde llega la gestión amateur del Estado con Ancap. Hubo irresponsabilidades no solo de Sendic y compañía, que estaban al frente del ente autónomo, sino también del propio Poder Ejecutivo que las dejó pasar. Lo primero para solucionar el déficit es mirar para adentro y ver qué está haciendo el Estado.
-¿Y cómo funciona la oposición en ese rol de controlador del gobierno?
-El Parlamento justamente debe controlar al Poder Ejecutivo pero la realidad es que cuando estamos en la etapa de Rendición de Cuentas que es cuando el Ejecutivo da cuenta de cómo utilizó los distintos programas, el Poder Legislativo no tiene un equipo como para poder desarrollar un análisis de gestión. Tenemos una noción de carácter general. Cada una de las Cámaras tiene 45 días para analizar y nos concentramos en la discusión de los artículos que se proponen pero nada hacemos en el aspecto central de lo que conforma la Rendición de Cuentas; primero porque no hay una formación en general en los legisladores orientada a ese aspecto pero tampoco hay equipos dentro del Parlamento orientados a esa actividad.
Estoy convencido de que debiéramos hacer una re-definición de la institucionalidad y que el Tribunal de Cuentas debiera tener una relación directa con el Poder Legislativo para que ese control realmente se efectivice.
Hoy por hoy el Poder Legislativo no está en condiciones de hacer un efectivo control de la gestión del Poder Ejecutivo.
-¿Qué tan importante es que se regule el financiamiento de los partidos políticos?
-Yo creo que es muy importante. Cuando miramos la realidad a nivel regional, especialmente la de Brasil, es evidente que resolver bien ese tema es clave. Uruguay debe resolver ese tema, debe avanzar en una legislación que sea transparente.
Yo en lo personal opino que no debiera existir financiamiento excepto el que da el Estado. No debiera existir financiamiento privado a la política, esa es la forma de eliminar totalmente la posibilidad de que puedan existir actos de corrupción; le da una total transparencia al funcionamiento del sistema ya que de esa forma son financiados solo por los fondos públicas. Además considero que si hiciéramos modificaciones en el sistema no sería necesario incluso aumentar los recursos públicos que hoy están destinados al financiamiento de los partidos.
-¿Llegará a haber novedades sobre el tema para antes de las elecciones?
-Se han registrado avances, quizás no son todos los que se quisieran pero descuento que va a haber una nueva legislación en materia de financiamiento partidario y sobre todo en cuanto a un control por parte del Estado a ese financiamiento. Hoy la Corte Electoral no está en condiciones de controlar absolutamente nada y todas esas rendiciones de cuenta que presentan los partidos políticos es un saludo a la bandera.