En aquel momento, empresas y sindicatos nos plantearon la situación y nos pareció razonable que para ellos iba a ser problemático hacer esta fiscalización. En ese momento había 30 casos por día y mucha gente que no usaba tapabocas. Hoy estamos en una situación sanitaria muy diferente. Para hablar en número redondos, hoy solo el 1% de los pasajeros sube al ómnibus sin tapabocas. Hablamos con los sindicatos antes de emitir esta resolución y estuvieron de acuerdo en que la situación es más manejable. Los inspectores no han tenido que aplicar multas ni bajar a nadie del ómnibus, que es lo que prevé el decreto. Nadie insiste con la actitud de no usar tapabocas, es un descuido o un extravío.Se resolvió desaconsejar el uso del ómnibus. ¿Cuánto le cuesta esto al sistema sumado que deben disponer del 100% de las unidades para evitar aglomeraciones?No diría que es desaconsejar, es una exhortación que se hace a nivel general. Todo movimiento que podamos no realizar, no lo realicemos y esto se traslada al transporte público, porque allí se trasluce una actitud de solidaridad para aquellos que lo necesitan.El gobierno nacional ha tomado la definición -y es necesario- mantener la economía del país en actividad, no se ha hecho una cuarentena ni un lock down. En función de que hay muchas actividades que se siguen llevando a cabo, exhortamos a todos quienes pueden evitar moverse que lo eviten, y si ese movimiento lo pueden realizar en medios alternativos y fuera del horario pico, vamos a estar colaborando y siendo solidarios con aquellos que necesariamente tienen que ir a trabajar y deben hacerlo en horario pico. Es una exhortación a hacer los mínimos movimientos posibles, y si podemos no hacerlos en ómnibus, mejor, para darle espacio al sistema de transporte porque no tenemos ómnibus esperando para salir, son recursos que tienen un tope y hoy estamos en el 100% de las unidades a disposición. Si nosotros fuéramos al metro y medio de distancia entre pasajeros sería inviable, acá y en el mundo. Por suerte, los sistemas de transporte han sido parte de la solución y no del problema. Tenemos que ser solidarios y empáticos, el 70% de los viajes dentro de Montevideo son menores a cinco kilómetros; son absolutamente manejables para caminar o utilizar la bicicleta y de esa manera también ser solidarios con quien no tiene más remedio que utilizar el sistema de transporte.¿Hay previsiones de cómo puede afectar esta primera ola a las finanzas del sistema?Eso depende de muchos factores. El principal es la fuente de ingresos. En marzo tuvimos una caída abrupta, en dos días pasamos del 100% al 20% de los pasajeros. Después se empezó a recuperar la demanda de forma mucho más lenta que la caída. Ahora, con los primeros anuncios del Poder Ejecutivo, desde el 1º de diciembre estábamos en un 70% de aquel 100% anterior a marzo, es decir un 30% menos de venta de boletos y con una oferta del 90%; había una brecha del 20% entre la oferta y la demanda. Esa brecha genera la pérdida en el sistema. Todos los días el sistema está trabajando a pérdida y va acumulando un déficit que se hace necesario llenar.Ninguno de los actores del sistema tenía la espalda financiera suficiente como para poder bancar tamaña pérdida. Son US$ 60 millones menos en un año. Veremos qué pasa a futuro. Por lo general en enero y febrero siempre hay una baja de la actividad. Tenemos que seguir observando la evolución de la demanda porque eso es una parte importante de los ingresos del sistema. Los otros ingresos son los diferentes subsidios que vienen del gobierno nacional y de la intendencia. Cuando empecemos a visualizar esos números y sepamos cómo se impacta la caja, ahí empezaremos otra vez con esa tarea que, en su momento, comprendió rebaja de oferta y rebaja de la masa salarial.En este marco, quiero reconocer que los trabajadores del transporte aportaron mucho a la solución del problema, no solamente con renunciamiento a algunas recuperaciones salariales, incluso con masa salarial o gente que estuvo en el seguro de paro durante meses. Esos costos se le quitaron al sistema y, de todas formas, tuvimos que recurrir a financiamiento extraordinario. La IM tramitó un préstamo con el BROU que autorizó la Junta Departamental y se estaba pagando la última cuota justamente para compensar esa pérdida a las empresas a las que les exigimos que mantuvieran la conectividad y el funcionamiento. Eso se logró, el gobierno nacional también colaboró de forma importante, las empresas renunciaron a la ganancia. Fuimos poniendo todos y estábamos viendo la orilla cuando nos agarró una correntada fuerte, que es la que estamos transcurriendo. Tendremos que volver a diseñar el plan sabiendo que la prioridad es el tema sanitario, teniendo en cuenta que para nosotros la movilidad es un derecho y, por lo tanto, lo tenemos que garantizar.“Hoy solo el 1% de los pasajeros sube al ómnibus sin tapabocas”.