En 2020, la nueva gestión del Inacoop recibió un informe de Auditoría Interna de la Nación que daba cuenta de cuatro hallazgos pertenecientes a la administración anterior y que amenazaban la buena dirección del instituto. De esta manera, se implementó un nuevo plan de acción con el objetivo de paliar estas irregularidades y en diciembre efectivamente se levantaron. Ahora, buscan avanzar por diferentes líneas de trabajo que incluyen la creación de lazos con el interior y la inclusión de nuevas generaciones.
Por Jerónimo López
En entrevista con CRÓNICAS, el director del instituto, Martín Fernández, detalló los “hallazgos” de la auditoría: uno era relativo al protocolo de compras, puesto que no había “manual de procedimientos” en relación a los montos y a quién debía autorizarlos. Ahora, con el nuevo plan, ciertas jerarquías dentro del organigrama tienen la responsabilidad de autorizar las adquisiciones y si superan “determinados parámetros” su aprobación le corresponde directamente al director ejecutivo o al presidente.
Otro de los descubrimientos se vinculaba al “otorgamiento y seguimiento” de los créditos que el instituto ofrece a las cooperativas, específicamente por el Fondo Rotatorio Especial (Frecoop). Según Fernández, el organigrama interno había quedado desfasado al “crecimiento del instituto en los últimos años” y una sola persona estaba a cargo del análisis del crédito, el otorgamiento del mismo y el seguimiento del Fondo Rotatorio, dificultando la oposición de intereses. Ahora, con la nueva estructura aprobada en 2021, el personal abocado a esta tarea trabaja de forma conjunta con aquel destinado al Fondo para el Desarrollo (Fondes).
Las dos últimas observaciones se vinculan, por un lado, al convenio de fortalecimiento gremial entre Inacoop y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), donde un representante de Cudecoop a su vez integraba la Comisión de Seguimiento del instituto, encargada de supervisar el cumplimiento de las obligaciones de las partes, incurriendo en una falta de oposición de intereses. Por otro, Auditoría Interna señaló la inexistencia de un sistema contable que brinde información a los usuarios del Fondo de Fomento Cooperativo (Fomcoop), de un sistema para gestionar los préstamos del Frecoop y de un registro de los préstamos rechazados.
Con estos elementos sobre la mesa y un flamante plan de acción se llevó adelante “una reestructura del organismo acorde a los cargos, con manuales de procedimientos y protocolos”. Fernández evaluó que “el instituto había crecido de forma aluvional en virtud de las necesidades, sin una estrategia de desarrollo” ni “tener presente una estructura que pudiera proyectarlo por los próximos años”. Ahora, con una “mejor gestión de los recursos tanto humanos como materiales”, cuando las demandas llegan, estas “se canalizan, se sabe cuáles son los procedimientos a seguir y se le da una respuesta a la entidad demandante”, concluyó.
Proyecciones
Consultado por las cifras que dejó atrás el 2022, Fernández comentó que, si bien continúan cerrando el balance contable, existen algunos indicadores que “permiten ver el desempeño del instituto”: hubo más de 1.500 capacitaciones a socios y trabajadores de cooperativas, tuvieron asistencias por financiamiento de siete millones de dólares entre los dos fondos, variando desde pequeños giros a pagar en plazos acotados para subsanar circunstancias concretas a préstamos vinculados “a inversiones importantes”. Además, dada la situación actual de déficit hídrico, el presidente del instituto indicó que se adoptarán medidas como “la postergación de los pagos y los vencimientos” a las cooperativas agrarias por “los próximos 90 días”.
Para 2023 se busca profundizar el vínculo con el interior del país a través del desarrollo de la herramienta “Inacoop en el territorio”, que pretende acercar a los funcionarios hacia los distintos departamentos para “recorrer cooperativas, acercar las herramientas y reducir la brecha en el acceso a las mismas”, generando un vínculo con los actores locales de gobiernos departamentales y de municipios.
Al mismo tiempo, existe la intención de mejorar las herramientas vinculadas a las mejoras de gestión, lo cual se llevará a cabo por intermedio del programa “Más valor cooperativo”, que brinda una “capacitación intensiva durante un año que les permite a las cooperativas revisar todo su funcionamiento desde el punto de vista de la gestión”. Por último, hay intención de acercar a nuevas generaciones al cooperativismo, ya que “cuesta que lo vean como una forma de desarrollo” y para vincularlos es necesario “comprometerse con brindarles el acceso, porque muchas veces golpean la puerta, pero en el cooperativismo se siguen viendo las mismas caras”.
Cooperativismo uruguayo y su lugar en el mundo
En los últimos años, la cantidad de cooperativas en Uruguay se multiplicó exponencialmente.
Para Fernández, esta modalidad de trabajo no solo tiene la capacidad de ser un generador de empleo sino también de formalizarlo: Uruguay registró un fenómeno anómalo en comparación al resto del mundo y es que con la pandemia cayó la informalidad, mientras “concomitantemente aumentó el empleo en el cooperativismo casi un 10%”. Así, logró consolidarse como una herramienta de protección social que permite a ciertos colectivos acceder al mercado del empleo formal.
A nivel mundial, el presidente de Inacoop asegura que Uruguay “sigue siendo una referencia”, aunque en algunas áreas en mayor medida que en otras. Lo es sin duda en el área de vivienda, reflejado, según él, en el hecho de que el Ministerio de Vivienda dedique casi la mitad de sus fondos de inversión al modelo cooperativo. A su vez, la presidenta de Cooperativas de las Américas es uruguaya: Graciela Fernández Quintas. En suma, opinó que esto “refleja un reconocimiento hacia el sector cooperativo que siempre fue muy innovador, siempre estuvo a la vanguardia y necesitamos que siga siendo así”.
