Vuelta al progresismo en la región es posible, aunque no se puede configurar una “entonación de época”

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El investigador en negocios internacionales, Gonzalo Oleggini, argumentó, en diálogo con CRÓNICAS, que “hay un cambio de vuelta de signo político” de la mayor parte de América Latina. Añadió, así, que en la medida que los gobiernos actuales no vean sostenido el viento de cola actual, “seguramente pasemos a una nueva ola progresista” que podría empezar a partir de un año y medio o dos. Sin embargo, para el investigador en Relaciones Internacionales, Camilo López Burian, hoy hay procesos que están dándose en distintos países que pueden tener algunas características en común, pero, enfatizó, no pueden “configurar una entonación de época”.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

En Argentina, cuando Alberto Fernández ganó las elecciones, volvió el progresismo al gobierno. Más cerca en el tiempo, en los comicios bolivianos, el MAS -partido del líder de izquierda Evo Morales- aparece como favorito para vencer. Y la frutilla de la torta: esta semana, se le anularon los cargos judiciales al expresidente brasilero (y progresista) Lula da Silva. Si bien el camino es largo y hay muchos condicionantes, podría perfilarse como un candidato para terminar con la derecha de Jair Bolsonaro (ver recuadro).

A partir de este panorama, CRÓNICAS acudió a analistas internacionales para responder las siguientes interrogantes: ¿Se está rearmando una movida progresista en América Latina? ¿Existe una tendencia de vuelta hacia la izquierda en el continente en el mediano plazo?

La respuesta de los entrevistados fue mixta. El análisis provisto por Gonzalo Oleggini, investigador en negocios internacionales, y Camilo López Burian, docente e investigador en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por la Universidad de la República (Udelar), da una visión e intenta explicar las vertientes y sucesos de la geopolítica actual de la región.

Que sí

Por un lado, Oleggini argumentó que “hay un cambio de vuelta de signo político de la mayor parte” de América Latina.

El experto observó la realidad del continente de norte a sur. “Venezuela (está) a un paso de ser Cuba. La segunda vuelta en Ecuador va a depender mucho de qué vaya a suceder en el resto de América del Sur. Perú, con una crisis política; la diferencia que tiene es que sabe separar la economía de la política, es un caso diferente al resto. Bolivia vuelve a lo anterior, a Evo Morales. Chile es un volcán en erupción (…) es muy difícil pensar que salga fácilmente porque tiene una situación estructural, donde el acceso a la educación y a la salud son muy difíciles de corregir en el corto plazo. Argentina es un país que se cayó hace mucho tiempo del borde y juega todo el día del otro lado, entonces la situación es bastante compleja. Y Paraguay ahora tiene serios inconvenientes con el covid-19, se generó un problema político enorme”.

En este sentido, reconoció que de ese recuento, el país que está más estable “desde todo punto de vista” es Uruguay.

Oleggini recordó, entonces, que en la anterior aparición del progresismo en el continente se vivió el boom de las materias primas, y el viento de cola que se generó a partir de eso “ayudó a que muchos de los países con gobiernos progresistas crecieron fuertemente en esos años”. Al irse ese impulso, “la mayoría de los progresismos no supieron manejar una situación”, lo que provocó la llegada de muchos gobiernos de centro-derecha a países con una situación financiera compleja, explicó.

De esta manera, si estas administraciones “no ven un viento de cola sostenido” (ya que ahora se está dando uno, sostuvo) “seguramente pasemos a una nueva ola progresista”, que podría empezar “a partir de un año y medio o dos, a medida que se den las elecciones”.

Uruguay se verá influenciado por dicho factor, como a su vez por el desempeño del gobierno en los próximos cuatro años. Para Oleggini, entonces, el país “no escapa a que pueda transitar de nuevo el camino hacia un gobierno progresista”.

Según Oleggini, Uruguay “tiene probabilidades también de volver a un gobierno progresista”.

Que no

Por su parte, López Burian aclaró que,  más que volver a una ola progresista, lo que sucede es que “cuando se produce una especie de movida general, lo puede notar cuando observa la historia, cuando pasó el tiempo y encuentra que una época tiene características comunes”.

Según el experto en relaciones internacionales, lo que hay hoy son procesos que están dándose en distintos países -no todos iguales- que pueden tener algunas características en común. Pero, enfatizó, no pueden “configurar una entonación de época”.

Asimismo, para el analista no se está dando un viento de cola, como sí indicó Oleggini, sino todo lo contrario: el momento es de crisis. “Si mirás en perspectiva lo que estamos viviendo, ya es crisis desde el ciclo de auge de las commodities”, reflexionó,  y subrayó que el final de ese ciclo de expansión económica y social -es decir, la llegada de la crisis a la que refiere- impactó en la caída de los gobiernos.

Uruguay, como Estado pequeño, “es reactivo en muchos de los cambios en el escenario” de la región, afirmó López Burian.

“Más que un giro a la izquierda y un giro a la derecha, lo que hubo es que ningún gobierno que se comió el fin de ciclo de las commodities logró la reelección”, aseveró.

Así, en este enfoque general, Uruguay, como Estado pequeño, “es reactivo en muchos de los cambios en el escenario”, agregó López Burian.


¿Que caiga un chaparrón?

La situación de Brasil en particular, y la noticia de la anulación de las condenas de Lula que lo volvería un posible candidato para las elecciones de 2022, también fue tema abordado por los expertos.

En primer lugar, aclararon que no se le levantaron todos los cargos al líder del PT (Partido de los Trabajadores), sino que se volverá a juzgar en Brasilia. “Lula puede volver a perder esa libertad de presentarse”, explicó Oleggini. Por esto, añadió López Burian, para un escenario electoral con dicho líder político presentándose en las elecciones brasileras “hay mucha agua bajo el puente, pueden pasar muchas cosas”.

Si llegara a suceder que Lula se lance como candidato y resulte victorioso, “volvemos a la situación que tenía Latinoamérica hace algún tiempo atrás desde el punto de vista geopolítico”, sostuvo Oleggini.

Mientras tanto, para Uruguay en particular va a ser una situación negativa, porque son gobiernos de diferente signo, indicó Oleggini. No obstante, puede aprovecharlo para tomar “decisiones importantes, como qué hacer definitivamente con el Mercosur”. López Burian, en cambio, consignó que “es difícil saber” cómo puede afectar al país una eventual victoria de Lula.