Bartesaghi: “Las medidas tienen que centrarse en avanzar en las reformas para aumentar la competitividad del país”

EDICIÓN ESPECIAL 2018

Ignacio Bartesaghi, doctor en Relaciones Internacionales y decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay


El gobierno nacional actual, para Bartesaghi, ha fomentado la promoción de inversiones, y ese es uno de sus pilares. Sin embargo, el contexto, los indicadores macroeconómicos y el empeoramiento del déficit fiscal no han permitido un crecimiento económico.

En materia económica, revisando esta última administración de gobierno, ¿qué se puede rescatar y en qué temas- si así lo considera-, se desvió de rumbo?

La política económica muestra continuidad en los últimos años, si bien siguen pendientes algunas reformas, especialmente en aquellas áreas que permitan mejorar la competitividad de las empresas.  No se desvió el rumbo, pero se deben acelerar los cambios y concretar las reformas estructurales.

¿Cuáles fueron las debilidades y cuáles las fortalezas que tuvo el gobierno en materia económica?

Entre las fortalezas se destaca la promoción de inversiones, aunque por el empeoramiento de los indicadores macroeconómicos en los últimos años, la inversión privada -como porcentaje del PIB- ha caído. Se ha logrado una diversificación de la matriz energética, lo que permite el uso de energía limpia. También cabe destacar el grado inversor que mantiene el país, más allá de la debilidad de algunos indicadores anteriormente mencionados. Asimismo, el país atravesó con cierto éxito los impactos por los problemas económicos en Brasil y Argentina.

Entre las debilidades se podría señalar la falta de impulso a la agenda externa del país que permita aumentar los flujos de exportaciones, tanto de bienes como de servicios, y la inserción en cadenas globales de valor. Preocupa el empeoramiento del déficit fiscal, que no sólo está lejos de la meta del gobierno, sino que cada vez se aleja más. El aumento del desempleo es una señal a atender. Se sigue observando poco avance en la ejecución de los proyectos a través de la PPP, una herramienta necesaria para superar un déficit en infraestructura cada vez más creciente en el país.

¿Qué desafíos tiene el país en materia económica en 2019, teniendo en cuenta que es año electoral y que todos los anuncios apuntan a una desaceleración de la economía y que contexto regional aparece como complicado?

El manejo del déficit fiscal aparece como uno de los principales desafíos. En materia del mercado de trabajo y dadas las expectativas sobre el desempeño económico, el gran desafío será reducir el desempleo y resolver qué ocurrirá con la edad de retiro que seguramente el próximo gobierno aumentará. En este caso, parte del desafío es definir cuál será el nuevo nivel, de modo de reducir el déficit de BPS y a la vez minimizar el conflicto con los trabajadores.

La región presenta mucha incertidumbre y queda observar cuáles serán las decisiones del próximo gobierno de Bolsonaro en materia de política exterior y cómo evolucionará la crisis en Argentina y sus impactos en Uruguay, como, por ejemplo, en la temporada turística.

Para el próximo gobierno será un gran desafío diseñar la estrategia de inserción internacional de Uruguay y sería importante que el país debata la reformulación del Mercosur para avanzar en la firma de acuerdos internacionales. Se siguen perdiendo oportunidades en relación a nuestros competidores por la demora en cerrar las negociaciones que se llevan en conjunto con los miembros del Mercosur. Un ejemplo es el acuerdo con la Unión Europea que se está negociando desde el año 2000. Si bien hay varias negociaciones comerciales en curso, todas llevarán su tiempo y el país seguirá en los próximos años sin mejoras en el acceso a los mercados, lo que en parte se sigue explicando por las restricciones que aún presentan algunos miembros del Mercosur para abrirse al mundo.

Pensando más allá del 2019, ¿qué medias fundamentales deberían formar parte de la estrategia económica del próximo gobierno?

Las medidas tienen que centrarse en avanzar en las reformas para aumentar la competitividad del país.

Para eso hay que afrontar una baja en los costos de producción locales, un tema que ha estado en la agenda y el país debe afrontar. Será necesario mejorar el empleo y su calidad, pensando en un régimen más flexible que fomente la contratación por parte de los empresarios. Se debe atender al deterioro de las políticas públicas, como por ejemplo el creciente déficit fiscal, mejorar la inserción internacional y aumentar las inversiones en infraestructura. Si se pretende estar a la altura de las nuevas tendencias internacionales, el país tiene que priorizar una reforma educativa, en caso contrario será complejo afrontar la denominada nueva economía. Los aspectos vinculados con la seguridad también tienen implicancias en el entorno de
negocios y generan un deterioro institucional.