No hay incentivos para que la oposición o Cristina “quieran favorecer a que los problemas se arreglen”

Ignacio Bartesaghi, doctor en Relaciones Internacionales

La renuncia del exministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, profundizó la crisis económica y política en el país vecino, y la designación de Silvina Batakis para sucederlo parece comenzar a gestar un nuevo revés, según interpretó Bartesaghi en diálogo con CRÓNICAS. Además, advirtió por un riesgo institucional por la división interna del oficialismo y la postura de la expresidenta Cristina Fernández. “Si la presión de Cristina sigue, si empieza a salir a las calles, la institucionalidad en Argentina corre riesgo”, sentenció.

Por Ariana Vezoli | @ArianaVezoli

En la tarde del pasado sábado sorprendió la noticia de que Martín Guzmán dejaba su cargo, dando a entender que su visión de la economía “óptima” es diferente a la que tiene posibilidad de implementar en este momento. 

“La primera vez que le hablé, conté que nuestro objetivo era tranquilizar la economía. Una economía tranquila es donde las grandes mayorías enfrentan condiciones para su pleno desarrollo humano. […] En la economía, siempre hay disyuntivas. Esas se acentúan cuando los instrumentos con los que se cuenta son de menor calidad. En esa Argentina sin crédito, pobre de instrumentos, se implementó un conjunto de políticas de protección de las capacidades económicas y sociales sin precedentes”, explicaba el exministro a través de una carta pública. 

La decisión profundizó la crisis política que sumerge al país e incrementa la incertidumbre sobre su futuro.

No obstante, la decisión era esperable por el “fuego amigo” que recibe Alberto Fernández desde dentro del propio oficialismo por parte de Cristina Fernandez, cuyas diferencias se acentuaron luego del acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que Guzmán fue parte fundamental.

Para el director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, esta posición tomada por la vicepresidenta del vecino país es una estrategia para intentar diferenciarse de la figura de Alberto Fernández.

“Ya estaba atacando a Alberto Fernández y su gestión, y constantemente enviando mensajes con ese sarcasmo particular que tiene, que daña mucho la institucionalidad. Es una fragmentación política e institucional. La vicepresidenta está complicando la gestión a Alberto Fernández porque quiere separarse a tiempo del fracaso de este gobierno para después tener oportunidades electorales; de ella eventualmente, o de su fracción política. En realidad, el acuerdo propone ajustes regulables, es un acuerdo bastante light, (pero) fue el momento de decir ‘no quiero eso porque es un ajuste que afecta a trabajadores’, que es el público con el que se maneja”, analizó el especialista.

Por esta línea, hizo énfasis en que el daño de imagen a un presidente, como el que “se ha dedicado a hacer Cristina”, tiene riesgos que quizás no dimensiona “porque su prioridad hoy es seguir con los fueros, que le dan garantías de que no avancen los juicios en curso”. A su vez, catalogó esta estrategia como de “mirada corta”, ya que no piensa en el desarrollo argentino sino en intereses personales.

Prendido fuego

En este berenjenal de situaciones, podemos encontrar a casi el 40% de la población en situación de pobreza; dificultades financieras y de acceso al crédito multilateral -más allá de la negociación del acuerdo con el FMI-; distorsiones en el libre mercado, un déficit elevado y una inflación que se proyecta cerca del 100% para el cierre del año.

“Además, no hay incentivos para que la oposición quiera favorecer a que se arreglen, y tampoco para que Cristina quiera que a Alberto le vaya bien. Porque, de lo contrario, Fernandez se va a volver a presentar”, insinuó.

El país también enfrenta un serio problema cambiario, con la incertidumbre que genera el funcionamiento de un doble tipo de cambio -el dólar oficial y el blue-, en el que a los ciudadanos se les dificulta el acceso a estos para llevar adelante operaciones básicas para el crecimiento.

“Crisis económica, hemos visto muchas en Argentina. Pero a esto se le suma una fragmentación política. Hay un aumento de la pobreza, y un impacto que arrastra de la pandemia, la que fue muy mal manejada por el gobierno, pero no hay todavía movimientos sociales importantes en las calles. Ese es el temor que se tiene y recuerda a la crisis del 2001”, advirtió Bartesaghi.

Cambió para peor

A este escenario dantesco se tendrá que enfrentar la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, cuyo nombramiento se enmarca en una decisión que –según Bartesaghi- comienza a gestar un nuevo revés en la gestión económica de Argentina.

“Por sus antecedentes, no tiene la experiencia necesaria para el cargo. Es muy difícil que esta ministra brinde confianza a los mercados. Apoya la intervención del Estado en la economía, cree en el control de precios, en la restricción a las importaciones. Es una persona que no refleja una sensación de seguridad como la que podría haber dado (Martín) Redrado, por ejemplo, que era uno de los nombres que estuvo en discusión”, observó el entrevistado.

En el sentido de lo manifestado por Bartesaghi, la ministra despertó la polémica ayer jueves cuando dijo que se buscarán acuerdos con los formadores de precios ante las remarcaciones de los últimos días, y respecto a la falta de dólares en el país, dijo que el derecho a viajar “colisiona” con la generación de puestos de trabajo y afirmó que se tomarán todas las medidas para que las reservas se vuelquen a la producción.


“Si la crisis económica en Argentina se acentúa, las exportaciones se verán afectadas”

Más allá del crecimiento económico generado a impulso de los altos precios de algunos commodities que benefician al sector exportador, Argentina enfrenta problemas estructurales que no se resuelven fácilmente.

Esta situación puede afectar de diversas formas a la economía uruguaya, fundamentalmente por una menor demanda de bienes y servicios a nuestro país.

“Por ahora las exportaciones (de Uruguay) no se están viendo tan afectadas, porque hay algunos productos que cinchan fuerte y se siguen exportando. Pero, lo razonable es que si la crisis económica se acentúa, las exportaciones se verán afectadas, especialmente si existen problemas para conseguir dólares”, explicó.

En cuanto a la integración regional, Bartesaghi subrayó que para negociar los asuntos que están en la agenda bilateral o dentro del Mercosur se requiere de una Argentina que tenga un horizonte claro, y esta crisis hace que pierda su foco en lo internacional.

También cuestionó que Uruguay pueda beneficiarse de este escenario. “Algunos ven oportunidades de captar más inversiones, pero esos fenómenos no se están dando con el número y caudal que quisiéramos. Nosotros somos una isla de estabilidad muy cercana; sin embargo, por nuestro tamaño de mercado y asuntos vinculados al costo país, todavía no lo podemos aprovechar”, concluyó