Gurméndez: “Debemos asegurarnos el liderazgo tecnológico y ser muy eficientes en el manejo de los recursos”

EDICIÓN ESPECIAL 2020

Gabriel Gurméndez, presidente de Antel


En un marco de mayor presión competitiva, Antel tendrá los grandes desafíos de poner el foco en el cliente y asegurarse de liderar en el rubro de la tecnología. En ese sentido, dar el salto a la conexión 5G será un punto de inflexión en los próximos años.

¿Cómo vislumbra el futuro inmediato y cuáles son los desafíos que tiene Antel por delante para seguir desarrollándose en el país? ¿Qué espera para el 2021?

En nuestros planes y visión para el futuro creemos que Antel debe adaptarse a nuevas formas de desarrollar su actividad, en un escenario en que la vorágine del cambio tecnológico desafía su modelo de negocio tradicional.

Además, es un contexto de mucha más presión competitiva, que impondrá el nuevo marco legal que fortalece a la Ursec (Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones) en su mandato, la ley de portabilidad y otras normas que se discuten en el Parlamento, que comenzarán a abrir un poco a la competencia en el sector de banda ancha e internet.

Por eso, Antel debe poner su foco y atención en el cliente: satisfacer sus necesidades, anticiparlas, dar respuestas rápidas, fidelizarlo y brindarle servicios de calidad y precio. Debemos asegurarnos el liderazgo tecnológico, establecer procesos ágiles transformando digitalmente a la empresa y ser muy eficientes en el manejo de los recursos y en la operación. Es la única forma de competir.

El año próximo va a estar marcado por un objetivo de inversiones de US$ 152.000.000, volcado mayoritariamente a la infraestructura y con énfasis en el Interior, las localidades pequeñas y el Interior profundo, y los barrios satelitales de Montevideo. Hay un rezago importante en el desarrollo de nuestra cobertura y red de fibra óptica en estos sectores, y queremos concentrar el esfuerzo económico en el cerno de nuestro negocio y no dispersar esfuerzos en aventuras.

Pensamos pasar del 88% de hogares del país con fibra al 92%, y 99% en Montevideo, intervenir en ampliación de capacidad en 377 radiobases de celular y cubrir las principales rutas del país. Tenemos que terminar en el 2021 de cablear todas las localidades de más de 5.000 habitantes, muchas de las cuales están a medio camino de completarse aún.

El 2021 será también un año de transformación en la relación con el cliente, y nos hemos planteado como objetivo que todas las interfaces con nuestros usuarios se puedan hacer a través de canales digitales.

¿Cuáles son las fortalezas que tiene la empresa para hacer frente a esta dinámica de trabajo y de prestación de servicios, que deviene tras la aparición del covid-19?

La empresa tiene como fortalezas su capacidad profesional, su red de infraestructura sumamente capilar y con una cobertura territorial importante, su liderazgo en el mercado y la fidelidad de sus clientes. Y ha sabido ir incorporando en forma oportuna nuevas tecnologías.

Sin embargo, tiene muchas oportunidades de mejora en áreas de gestión: automatización de procesos, profesionalización del marketing, modernización de sus sistemas informáticos, aprovechamiento y rentabilización de activos, y aplicación de tecnologías de información en su gestión interna.

Es paradójico que la empresa no use internamente los sistemas que vende afuera, y que la precepción de ser una empresa de punta en términos de tecnología y “fierros” no se condice con su forma de hacer las cosas hacia la interna. Antel no tiene aún expediente electrónico. Allí hay un gran déficit. No es oro todo lo que reluce. Hay que ganar en agilidad y flexibilidad.

Seguramente tengamos también que invertir mucho en preparar a nuestra gente en las nuevas formas de hacer las cosas.

En contrapartida, ¿qué amenazas ve en el horizonte?

Creo que, más que amenazas, debemos hablar de desafíos. Para los próximos años va a ser clave lograr ser competitivos en escenarios como el que afrontaremos, como decíamos, con una ley de portabilidad que puede movilizar el mercado y, seguramente, con algún cambio en los operadores que compiten con nosotros en esta plaza.

Dar el salto en estos años hacia la nueva tecnología 5G de manera oportuna e identificando los casos de negocios exitosos para su incorporación, y saber administrar la migración hacia la nueva generación en el mercado masivo, va a ser un punto de inflexión.

Aspiramos a ser los líderes en el mercado de internet de las cosas. Pero ello supone entender que la empresa en esos giros ya no va a vender un servicio estándar transaccional y masivo, sino soluciones expertas que requieren comprender nuevos negocios. Encontrar la forma de complementar capacidades y participar en esa generación de capas de valor sobre las mismas, va a ser clave. Eso supondrá un cambio organizacional y cultural importante.

Las telcos en el mundo ven acotadas sus posibilidades de crecimiento en los negocios tradicionales: vender conectividad y celulares. Son mercados saturados y muy competitivos, donde el consumidor tiene menos disposición a pagar más. En cambio, deben ser un elemento central en el ecosistema de telecomunicaciones del país, como facilitador o viabilizador de los emprendimientos innovadores, los nuevos negocios, y participar en las áreas con crecimiento y generación de valor, pero sin pretensiones de hacerlo y abarcarlo todo; deberán encontrar las asociaciones y complementariedades necesarias. Como decía Darwin, no es el más fuerte el que sobrevive, sino el que mejor se adapta.

En estos momentos, debido a la afectación de la pandemia, muchas empresas, sobre todo estatales, además del negocio, tienen un rol social. ¿Cuál es el papel de Antel en este escenario?

Lo primero es que ser el principal actor en las telecomunicaciones del Uruguay nos impuso una gran responsabilidad en esta coyuntura. Ser capaces de dar respuesta al cambio de vida que significó la pandemia, que nos obligó a educarnos, trabajar, entretenernos, cuidar de nuestra salud, y hasta a querernos a distancia y por internet, fue una gran prueba de fuego y lo seguirá siendo. Somos el sistema nervioso central de la vida de las personas y las empresas, y nuestra obligación principal empresarial y social por encima de todo es mantener el pulso de la sociedad. Además, esta forma de vida ya se instaló para siempre.

Y, por supuesto, tenemos que dar el apoyo como empresa del Estado a los desafíos que impone la situación. Hemos colaborado con esquemas de ayuda financiera a las actividades en problemas, alivio a las condiciones de pago de nuestros clientes con dificultades, planes comerciales especiales para los usuarios que permitieran soportar este incremento del 50% de los consumos de datos, entre otras cosas.

Capítulo aparte fue asistir con nuestros recursos a la situación emergencia. Creo que se debe destacar la ayuda que significó para el Ministerio de Desarrollo Social el poder distribuir más de 1.000.000 de canastas de alimentos usando la aplicación Tuapp de Antel y el Banco República, así como el apoyo en las tareas de contacto de contagiados como asistencia al esfuerzo de rastreo del Ministerio de Salud. Antel hasta setiembre venía destinando más de US$ 10.000.000 como contribución a todos estos esfuerzos colectivos.