“La política impositiva mejoró los recursos de las capas de ingresos más altos y perjudicó a los más pobres, lo que se ve en los números de pobreza”

Gabriela Mordecki, economista e integrante del Instituto de Economía de la Udelar

Convencida de que los precios caros del país se deben a la apreciación cambiaria “muy fuerte”, producida a raíz de una política monetaria “restrictiva” que mira mucho la inflación, Gabriela Mordecki dijo, en entrevista con CRÓNICAS, lo que piensa de la actualidad económica de Uruguay. A su entender, la política impositiva de este gobierno mejoró los recursos de las capas de ingresos más altos, en detrimentos de los “más pobres”. Además, consideró que en un año donde mejoraron los salarios reales y el empleo tuvo un desempeño “positivo”, el plus de consumo se fugó hacia Argentina y la economía tuvo impactos “inesperados”. 

-En pleno año electoral, ¿cuáles son las principales discusiones económicas que urgen en el debate político?

-Los temas a discutir en un año electoral son cuestiones vinculadas a los proyectos de mediano y largo plazo. Creo que en Uruguay hay un consenso importante de que la macroeconomía debe estar ordenada. Si bien siempre aparecen críticas, como en el proceso electoral anterior sobre el elevado déficit fiscal, en general no hay una discusión al respecto. A veces uno escucha la discusión política y los actores redundan en temas que apuntan a analizar puramente los números y a echar culpas, que creo que es una discusión que al electorado le cansa. La discusión económica en el año electoral debe apuntar al proyecto país, pensando en el apartado productivo, qué sectores se van a potenciar y en qué líneas se van a trabajar. Esto es algo que sería muy útil y es algo que falta. Solamente se ha discutido sobre los números y los resultados obtenidos. A Uruguay le haría bien tener una discusión que apunte a crear un proyecto país de mediano plazo, que actualmente no tiene.

-Uno de los datos más resonados en el apartado económico respecto al año 2023 fue el «magro» crecimiento económico, que se ubicó en el 0,4%. Más allá de la sequía, la parada de la refinería y la finalización de UPM 2, ¿qué factores cree que hayan influido en este resultado?

-Este dato era algo esperable por la sequía que venía desde fines de 2022, que afectó de manera muy importante el sector agropecuario, a lo que se le suma la caída de la demanda de China, que afectó a las industrias procesadoras de productos del agro y a los exportadores. La diferencia cambiaria fue un punto que también impactó directamente al comercio, dado que el diferencial de precios tenía una brecha considerable, además de la finalización de las obras de UPM 2 y el Ferrocarril Central, algo que tuvo y tendrá un impacto positivo. Pero, por lógica, entre la finalización de las obras y el inicio de la producción se generó un delay que impactó en los resultados mencionados. En definitiva, en un año donde mejoraron los salarios reales y el empleo tuvo un desempeño positivo, el plus de consumo se fugó hacia Argentina y la economía tuvo impactos inesperados. 

-Otra de las cuestiones que se ha discutido en profundidad son los altos precios que tiene el país. ¿A qué factores atribuye este problema?

-El nivel de precios es alto en Uruguay por distintas cuestiones estructurales, que no están asociadas a la coyuntura. Cuando se hace la comparación internacional, el dólar es un factor muy importante para tener en cuenta y se debe diseminar para quién el Uruguay es caro. Hay que comparar los niveles salariales con el nivel de precios. El salario mínimo de nuestro país es superior a los US$ 500, algo que en otros países de la región es la tercera parte de esto. Uruguay es caro en gran parte porque ha sufrido una apreciación cambiaria muy fuerte a raíz de una política monetaria muy restrictiva que miró mucho la inflación. Nadie proyectaba que la inflación iba a estar al nivel de hoy, pero tiene una contracara que es la apreciación cambiaria. Por otro lado, hay problemas con determinados mercados, que en muchos casos se debe a cómo funcionan las cadenas de distribución y a los precios que fijan las empresas encargadas de la importación, que no son controladas y tampoco hay competencia. 

-Mencionaba al inicio de su oratoria la discusión sobre el apartado fiscal y las discusiones actuales, que se remontan a la campaña anterior. ¿Qué lectura hace de esta discusión surgida a raíz de que el déficit se sitúa en márgenes relativos al 2019 y donde la oposición señala que hay gastos registrados por fuera del perímetro fiscal?

-Estoy de acuerdo con las críticas actuales. La baja de la inflación afecta y hace caer los ingresos fiscales, sobre todo en lo que respecta al IVA, porque es un impuesto que se cobra con los precios, y si hay menos aumento de precios, la recaudación se estanca. A su vez, la regla fiscal implementada es poco transparente y se ajusta la meta cada seis meses, lo que es como hacer trampa al solitario. Además, hay que tener en cuenta los gastos que se registran por fuera del perímetro fiscal. Estos se tratan de inversiones que se realizan por modalidades distintas, que no es algo nuevo de este período, que se debe a un problema contable, no tiene que ver con el gasto en sí. Habría que reformar la contabilidad pública para que, en lugar de registrarse con concepto de caja, se realice como concepto de lo devengado. Entonces, de esta forma, las inversiones que se realicen no se tendrían que registrar en el período, sino que pasarían a registrarse como lo hace una empresa con la inversión de cualquier bien, que lo amortiza mes a mes.

-Uruguay registra niveles de pobreza complejos. Precisamente, la pobreza asciende al 10,1% de la población y uno de cada seis niños es pobre. ¿Cómo analiza estos datos de cara al futuro, teniendo en cuenta la coyuntura económica actual?

-En Uruguay hubo una impronta hacia la libertad, que es un tema que el gobierno actual mencionó desde el inicio, que a veces colisiona con otros conceptos, como la igualdad de oportunidades y la equidad. Las políticas para aplicar una y otra suelen ser incompatibles, y este gobierno llevó a cabo una política impositiva marcada, que lo primero que hizo fue subir el IVA de una manera encubierta, algo que se debe considerar. Después existió la discusión al respecto del mínimo no imponible en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que se ajustaba por el Índice de Precios al Consumo (IPC) y ahora se está discutiendo la reciente baja del IRPF y el Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS). Entonces, el IVA, que es un impuesto muy regresivo, afecta en gran medida a la población más pobre y lo que hizo este gobierno fue aumentarlo, además de bajar impuestos que solo el 40% de la población de mayores ingresos paga, como el IRPF. La política impositiva de este gobierno mejoró los recursos de las capas de ingresos más altos y perjudicó a los más pobres, lo que se ve en los números de pobreza que hoy están en todos los medios. El mayor crecimiento económico que hubo no decantó en mejorar los ingresos de los sectores más pobres, más allá del aumento del salario real. Y los datos de pobreza infantil se explican porque los hogares más pobres son los que tienen más niños y es donde hay más pobreza. Sin embargo, en los adultos mayores, la pobreza es del 2%. Hay que implementar políticas más intensas para solucionar este problema.


“No es que yo defienda a las AFAP como sistema, pero hay que tener mucho cuidado de no repetir lo que pasó en Argentina”

-¿Qué postura tiene al respecto del plebiscito para reformar la seguridad social que impulsa el PIT-CNT?

-Creo que no es un tema que haya que poner en la Constitución. La actual reforma tiene varios puntos que deben ser estudiados nuevamente, pero no debería ser materia constitucional, porque eso genera problemas para gobernar. Poner la edad de jubilación en la Constitución, con la esperanza de vida actual que ha aumentado y las tasas de natalidad que han caído, no creo que sea la mejor. Además, la cuestión de fondo es que este plebiscito aborda cuestiones que no son de esta reforma, sino que son aspectos de la reforma de 1996, como las AFAP, que durante los 15 años de gobierno del Frente Amplio (FA) existieron y no se derogaron. No es que yo defienda a las AFAP como sistema, pero hay que tener mucho cuidado de no repetir lo que pasó en Argentina, donde se nacionalizaron las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y ese dinero lo absorbió el gobierno. Tal vez en Uruguay haya que ir hacia una AFAP única y controlada por el Estado y que los aportes para la jubilación de la población no sean objeto de lucro, en lugar de eliminarlas definitivamente.


La baja de la inflación “se apoya en gran medida” en la caída del dólar

-¿Considera pertinente que la política monetaria actual del Banco Central del Uruguay (BCU) haya priorizado el control de la inflación por encima del atraso cambiario?

-El objetivo principal del BCU fue cuidar el valor de la moneda y lograr una caída de la inflación; creo que fue uno de los logros más importantes de esta gestión. Sin embargo, además de la reducción de la inflación, tener como objetivo la competitividad también es importante. Pese a que Uruguay ha tenido varios años de precios internacionales muy buenos antes del 2023, es cierto que la baja de la inflación se apoya en gran medida en la caída del dólar. Si uno mira cómo han evolucionado los precios y disemina la inflación entre transables y no transables, son los transables los que durante todo este período han caído. Además, hay una tasa de interés alta, lo cual en Uruguay tiene como consecuencia que muchos fondos elijan el peso, lo que perjudica al dólar, sin importar los ingresos del exterior.