“Presiento que para el 2018 podemos hablar ya con la misma sonrisa en la boca que teníamos hace dos años”

ANTONIO ALONSO, PRESIDENTE EJECUTIVO DE BBVA URUGUAY


En un mundo que vive una revolución tecnológica, la banca tradicional se transforma y da paso a nuevas tendencias. Si a eso se le suma un contexto económico adverso, el secreto pasa por agudizar mucho el ingenio para que el negocio siga funcionando. La apuesta de BBVA es a ese nuevo mundo digital. “Los jóvenes de 20 años, o en ese entorno, no precisan un banco, sino que son digitales. Por tanto, a la banca le veo un futuro digital, que habrá que ir compaginándolo y combinándolo con un modelo tradicional en evolución”, dice Antonio Alonso. A la vez, alerta sobre otros competidores que llegan con esa nueva corriente y que amenazan el negocio rigurosamente regulado de los bancos. “Si queremos competir en igualdad de condiciones no puede ser que la banca tenga una regulación estricta y que en las orillas del negocio haya gente con una regulación diferente”, remarcó.

Por Oscar Cestau | @OCestau

-¿Cuáles, en su opinión, han sido las mayores transformaciones que ha tenido la banca tradicional en los últimos años?

-En los últimos 10 años, o quizás un poco más, a nivel global la banca ha evolucionado mucho, seguramente producto de las circunstancia. Luego, cada país es diferente en función de los hitos que han ido ocurriendo en cada sitio. Las crisis son un detonante de cambio en todo, pero fundamentalmente en la banca.

Las transformaciones de la banca en los últimos 10 años la enmarcaría desde dos aspectos: por un lado, desde el punto de vista del cliente; y, por otro, de lo que es internamente la banca. Desde el punto de vista del cliente, se ha producido lo que podríamos llamar una democratización de acceso a los servicios financieros. Hay un mayor acceso al crédito o a productos financieros a nivel mundial, con una presencia importante de la clase media, e incluso de clases más bajas. Hoy cualquier individuo, de cualquier ciudad, puede comprar un fondo de inversión donde quiera, por lo tanto se ha producido una democratización importante en este sentido.

Un segundo hito desde el punto de vista del cliente se ha dado en el mundo de las empresas o de las pymes. En mi opinión, la banca ha acompañado perfectamente a estas empresas en el gran desarrollo que han tenido, en todos los sitios. En Uruguay quizás hasta más, incluso en la internacionalización de las propias empresas.

Y desde el punto de vista de la banca, se ha producido un incremento de la regulación, producto de las crisis ocurridas en diferentes partes del mundo. Los reguladores respectivos de cada país se han puesto más duros, creo que con razón, y esto ha llevado a que los niveles de solvencia y de liquidez de la banca sean, en general, mayores.

Aparte de estas transformaciones en la regulación, los bancos han pegado un giro y han visto que el cliente es el centro del negocio. Entonces, a partir de ahí, todas las prácticas modelos de gestión, acceso al cliente, canales para que el cliente acceda se han modificado de una forma sustancial en los últimos años.

“Desde el punto de vista del cliente, se ha producido lo que podríamos llamar una democratización de acceso a los servicios financieros”

-¿Cómo se ha insertado BBVA en ese escenario?

-En BBVA tenemos claro que el ecosistema está cambiando porque hay avances tecnológicos a diario, entonces los hábitos de los consumidores cambian, sin importar si son jóvenes o no tanto. Tenemos nuevos competidores: las startup. Hay miles y están entrando en la cadena de valor de la banca tradicional. Evidentemente, esto es mucho más que una revolución y afecta a toda la banca; por lo tanto, nos obliga a cambiar.

BBVA se quiere poner en el centro de este ecosistema. En la vida de BBVA ha habido muchas revoluciones. Yo recuerdo cuando en los 80 la banca extranjera aterrizó en España… Parecía que nos iba a comer, y a lo que nos obligó fue a despabilarnos, a ser mucho más ágiles, más atractivos, y a ponernos en el lugar del cliente. Y la verdad es que competimos con ellos de igual a igual, incluso hasta ganando en esa batalla.

Este es un momento apasionante, porque hay que luchar, estar ahí… Y el banco ha trabajado durante varios años, adaptándonos a este nuevo ecosistema en el cual queremos ser el centro. Para eso hay varias medidas. La primera es tener canales adecuados con el cliente, con quien hay que desarrollar absoluta confianza y transparencia. Esos canales deben permitirle que acceda al banco cómo y cuándo quiera.

En segundo lugar, tener una web muy  desarrollada, cosa que ya es realidad porque podemos contratar en este momento productos a un click. Ya se puede pedir un plazo fijo, contratar una tarjeta por la página web y, a final de año, se podrá en Uruguay contratar un préstamo al consumo a través de la página web.

Por otro lado, tenemos que mejorar la tecnología. Este es un tema más global, pero la tecnología tienes que hacerla más modular y flexible, de forma que cada vez que se produzca un cambio tecnológico no tengas que cambiar todo.

“Si queremos competir en igualdad de condiciones no puede ser que la banca tenga una regulación estricta y que en las orillas del negocio haya gente con una regulación diferente”

Y tercero, que va en paralelo con lo anterior, pasa por adaptar la organización a un entorno digital. Es decir, cambiar mentalidades y tener gente preparada para trabajar en este entorno. Tenemos un departamento, el de Desarrollo de Negocios y Transformación Digital, con un equipo de alrededor de 40 personas que están trabajando para ver cómo adaptamos el banco a este nuevo ecosistema que viene. Es un mundo nuevo, pero que si no te duermes, si lo afrontas y lo luchas, representa una oportunidad de negocios.

-¿El secreto del éxito es adaptarse a eso?

-Es adaptarse, y hacerlo liderando en la medida que sea posible. Hay un temor siempre a lo que viene de fuera. Hay que adaptarse y ponerse a la cabeza de la manifestación, no dormirse, y tener una actitud proactiva.

-Hablábamos de las startup -algunas denominadas también fintech-, de cómo han avanzado y la competencia que representan. ¿Falta una legislación que regule estas empresas?

-Evidentemente tienen que ser reguladas. Si queremos competir en igualdad de condiciones no puede ser que la banca tenga una regulación estricta y que en las orillas del negocio haya gente con una regulación diferente. Tendremos que enmarcarnos en una sola línea y jugar todos el mismo partido, porque de lo contrario es muy complicado.

-Pero hoy eso no está ocurriendo.

-Aún no, pero en los reguladores es un tema que está sobre la mesa. Evidentemente, tendremos que tener todo regulado, de lo contrario no es competencia. El terreno de juego tiene que ser igual para todos, sino cada uno juega un partido diferente; y eso no es competencia, es otra cosa.

-Teniendo en cuenta las características del país, de su dependencia a factores externos  y este presente de menor crecimiento que está teniendo la economía, ¿cómo evalúa en este contexto el negocio de BBVA en Uruguay?

-El entorno está complicado, pero no es un tema de alarma. La previsión de nuestro centro es de escaso o nulo crecimiento para este año, con una inflación en el entorno al 10,5%. Ya en 2017 se espera un ligero crecimiento, y la inflación ubicándose por debajo del 10% -más precisamente en el entorno del 9,5%-. Por lo tanto, la  situación es complicada.

Otro dato es que hay menor demanda de crédito y una tensión ligera en la morosidad. Pero soy optimista de cara al futuro inmediato. Este no es un tiempo de crisis como hemos conocido en otra época, sino que es un momento donde tenemos que adaptarnos y remar todos en la misma dirección para salir. Presiento que para el 2018, aproximadamente, podemos hablar ya con la misma sonrisa en la boca que teníamos hace dos años.

“Este no es un tiempo de crisis como hemos conocido en otra época, sino que es un momento donde tenemos que adaptarnos y remar todos en la misma dirección para salir”

-¿A qué herramientas se apela para continuar teniendo rentabilidad?

-En este negocio hay tres variables fundamentales. Una es incrementar los ingresos lo más que se pueda, y eso está más complicado cuando el entorno no crece. Tenemos que buscar nuevas formas de incrementar esa base de crédito, pero con el cuidado que hay que tener siempre desde el punto de vista del riesgo, sobre todo en momentos de mayor complejidad.

En segundo lugar, está el tema del control de costos, algo absolutamente fundamental. Si bien esto vale para cualquier empresa, en la banca todavía más. Lo que hay que eliminar es el costo superfluo. O sea, el costo que es necesario tendrá que crecer lo que tenga que hacerlo, pero evidentemente hay una cantidad de costes que en los momentos de holgura han crecido, y como la grasa superflua del cuerpo, hay un momento en que hay que eliminarla.

Y la tercera variable es la que hoy por hoy es un lujo en el país: la morosidad. La tasa media de morosidad del sistema es muy baja en comparación con cualquier otro país… estamos en el entorno del uno y pico por ciento. Pero en los momentos de mayor dureza, cuando la parte de arriba de los ingresos no crece porque es muy difícil hacerlo en un entorno de mayor tranquilidad crediticia y de menor crecimiento, evidentemente tienes que ajustar por el lado de los costos -no tenemos otra salida que hacerlo de esa forma-, y por la parte del control del riesgo. Pero esto es así hoy y lo fue así hace 10, 20 y 30 años. Y en el futuro será igual.

-Hablemos del futuro de la banca pero no en el corto plazo, sino más allá, en el mediano y largo plazo. ¿Por dónde pueden venir las mayores transformaciones?

-Veremos una banca que no va a ser la que hemos conocido en los últimos 20 años. Va a ser una combinación de banca digital con soporte de banca previsional, de oficinas, como lo venimos conociendo. Pero hay un hecho evidente, y es que los jóvenes de 20 años, o en ese entorno, no precisan un banco, sino que son digitales. Por tanto, a la banca le veo un futuro digital, que habrá que ir compaginándolo y combinándolo con un modelo tradicional en evolución. En un plazo de cinco o 10 años creo que la banca irá por ahí.

-¿Qué amenazas ve en el futuro de la banca tradicional?

-Habrá otros Alí Babá… Hay infinidad de estas startup que son todavía incipientes. Unas se morirán y otras crecerán y serán unos monstruitos. No te digo nada si Google o una de estas quieren entrar en el juego… ¡Esas son las amenazas! Evidentemente, las amenazas están en una competencia muy diferente y en unos hábitos muy cambiantes de los consumidores que, si no los ves con tiempo y te adaptas, estarás perdido.

-¿Qué titular le gustaría leer algún día en la portada de CRÓNICAS vinculado a BBVA?

-“BBVA es el mejor banco del mundo”. Porque lo es.


“Aquí están todos los bancos de primer nivel”

-¿Cómo ve la cantidad de bancos que hay a nivel local? ¿Hay un número ideal que se adapte al mercado?

-Para mí no es una variable ni más ni menos. Si hay menos, bien, y  si hay alguno más también está bien. Hoy por hoy hay jugadores de primer nivel aquí…. Están todos los bancos de primer nivel, europeos y americanos. Hay algún colega que cree que quizás deberían ser menos, y respeto su opinión. Y si alguien me dice que podría haber un jugador o dos más, también es válido. Competencia siempre habrá, con más o menos actores. Pero no tengo una opinión definida en cuanto a si se necesitan menos o más. Creo que estamos bien como estamos, pero si vienen más, estupendo.