Pese al crecimiento económico, la inflación impide la promesa electoral de mantener el salario real

Pablo Moya: “Es importante la reforma educativa para un crecimiento de más largo plazo”

Tras la publicación de los datos oficiales de la economía uruguaya durante el segundo trimestre de 2022, CRÓNICAS conversó con tres economistas que analizaron los resultados, cómo inciden en ellos los precios internacionales de commodities, las obras de UPM 2 y del Ferrocarril Central, la situación del empleo y las proyecciones a futuro. Pablo Moya advirtió que el incremento de los bienes energéticos “perjudica al país”, ya que este es su principal bien importado; Agustín Iturralde evaluó como positivo el informe con “muy buenos rendimientos y precios en el agro”; y Gabriela Mordecki remarcó que el déficit fiscal “sigue cayendo”, pero por un desbalance en ingresos y egresos debido a la suba inflacionaria.

Por Antonella Echenique | @Echenique_Anto 

El informe de Cuentas Nacionales correspondiente al segundo trimestre de 2022, publicado por el Banco Central del Uruguay (BCU) el pasado viernes, marcó que la economía creció un 1,1% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior, y un 7,7% en relación a igual período del año anterior. Este fuerte crecimiento de la economía en términos interanuales se debió al rendimiento favorable en la mayoría de los sectores productivos; en especial, se destacó la cosecha de soja que comenzó a exportarse durante ese período y la normalización de las condiciones sanitarias del país (ver recuadro). 

El director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Agustín Iturralde, señaló que fue un dato que estuvo por encima de sus proyecciones, fundamentalmente por el impacto en el sector agropecuario de la cosecha “excepcional” de soja, que sumó excelentes rendimientos y precios.

En la misma línea, Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República, coincidió en que fue un factor relevante en el período, “no solo por los precios internacionales, sino que implicó mejoras en la productividad y las cantidades producidas y exportadas”. 

Sin embargo, Pablo Moya, de la consultora económico-financiera Oikos, sostuvo que existe una “contracara negativa” puntualmente en el crecimiento de los precios internacionales de los commodities primarios, debido a que también aumenta el precio de los bienes energéticos, como el petróleo. “Para Uruguay este es su principal bien importado y, con una suba de precios, se traslada a toda la cadena de distribución y a la formación de precios en general”, sentenció.

Con respecto a las obras de la segunda planta de UPM y del Ferrocarril Central, los especialistas coinciden en que tuvo un impacto positivo en el sector de la construcción por los niveles altos de inversión que conllevan este tipo de proyectos.

Economía, empleos y salarios

Consultados sobre la situación actual del empleo, Iturralde manifestó que la economía uruguaya tuvo una “muy buena” recuperación en el cierre del año pasado, mientras que este año se comporta de forma bastante “más sobria”. En ese sentido, considera que el mercado laboral está más estable y se “frenó” de alguna manera la mejoría que se venía dando. “Estamos como la mitad de lo que se perdió en el quinquenio previo a la pandemia, que se perdieron alrededor de 60 mil puestos laborales”. Actualmente, agregó, hay 30 mil puestos de trabajo por encima de lo que había en la pandemia, pero aún “se debe recuperar otro tanto para lograr los niveles del 2014”.

Asimismo, en materia de ingresos, afirmó que “el compromiso del gobierno sobre la reactivación del salario real es una de las variables más rezagadas”. 

En sintonía, Mordecki hizo referencia a que comenzaron a empeorar los números del empleo en conjunto con la caída salarial que se está dando. Destacó que, si bien la caída del poder adquisitivo ya no es tan acentuada como al inicio de la pandemia, y el adelanto otorgado en julio a los salarios públicos y algunos privados “en parte, compensa”, en la medida en que persista una mayor inflación, “los salarios seguirán descendiendo en promedio”.

En tanto, Moya dijo que no se acompaña la demanda de trabajo que se visualiza en los distintos niveles de actividad y esto se explica por dos razones: “No necesariamente todas las actividades para crecer necesitan aumentar la dotación de trabajo, pueden ingresar por incorporación de tecnología o por eficiencia en sus accesos. La otra explicación es que existen sectores que buscan en la oferta laboral recursos y que no los encuentran no por no estar capacitados, sino por no contar con las calificaciones”. Estas situaciones se dan en rubros más especializados como en las tecnológicas. Por este motivo, “es importante la reforma educativa para un crecimiento de más largo plazo en el país”, reflexionó.

Recuperar lo perdido

Con respecto al incremento económico y el salario real, todos los entrevistados están de acuerdo en que afecta al gobierno, debido a que era uno de los objetivos de la campaña electoral.

Iturralde comentó que el consumo privado venía en aumento y en este último mandato se mantuvo constante. “Eso se debió a la sorpresa inflacionaria que hubo la primera parte del año, que fue un aumento de precios muy fuerte que licuó de alguna forma el incremento del consumo nominal”, añadió. En este caso, enfatizó que hay sectores que tienen en claro que no se va a recuperar el salario como la construcción, los funcionarios públicos y el sector agropecuario. No obstante, existen rubros que están en condiciones de avanzar en materia salarial y hay otros que todavía están con problemas y deben ir “más despacio” para no complicar su recuperación.

Mordecki, por su parte, subrayó que una de las medidas que trazó el gobierno era el resultado fiscal y evaluó que la caída del salario real es funcional a eso, puesto que “permite un ajuste fiscal encubierto”. “Porque caen los salarios y las pasividades, ya que son un costo grande en la cuenta del gobierno y la mayor inflación los favorece porque la recaudación impositiva, sobre todo lo que se relaciona con el IVA, se hace a precios corrientes y precios que suben la recaudación y están aumentando bien, mientras que la parte de los egresos se beneficia de las caídas en el costo real de los salarios y pasividades”, determinó.

En ese sentido, “es funcional a las metas que el gobierno presentó y se nota que mes a mes el déficit fiscal sigue cayendo. Esta es una de las explicaciones que se deben en una parte importante al desbalance entre ingresos y egresos debido a este aumento inflacionario y el no ajuste”, resaltó.

En relación a esto, explicó que los ingresos que suben son de empresarios y del gobierno, y eso se nota en la caída del déficit fiscal, mientras que la mayoría de los trabajadores se mantienen por debajo de la inflación y esto provoca conflictos salariales. “Observaremos si el gobierno sigue la misma línea o si habrá un cambio, pero —por ahora— no aparecen nuevos cambios en el horizonte”, opinó.

A su turno, Moya consideró que los gobiernos deberían ser objetivos con el empleo y que se tendría que “armonizar el propósito del aumento en el nivel de actividad y del Producto Interior Bruto (PIB), con baja o control de la inflación y del desempleo”. “Considerar el crecimiento de los salarios no parece ser de las medidas más prudentes a la luz del incumplimiento que uno está viendo, y sobre todo porque no necesariamente depende únicamente de la voluntad o de las condiciones que puedan generar el gobierno o el Estado como formador de condiciones”, indicó.

Finalmente, aseveró que valorizar la reforma educativa daría la posibilidad permanente de subir los niveles de actividad de largo plazo y de reducir el desempleo. “Desde los centros educativos y empresariales se debe concretar para generar recursos que efectivamente demanda el mercado”, declaró.


Expectativas a corto y largo plazo

En cuanto a las expectativas para lo que resta del año y los próximos años, los expertos estiman que 2022 cierre con un crecimiento en torno al 5%. 

Para Iturralde, el aumento del siguiente año estará impulsado por las inversiones tanto públicas como privadas. “Estos últimos dos años y el siguiente probablemente configuren un trienio de buen crecimiento, pese a que tendrá una tendencia a la baja en cuanto a las tasas en estos años”, adelantó.

En tanto, Mordecki analizó que todos los sectores están vinculados a la actividad. Por ejemplo, la planta de celulosa está en una etapa de prueba y empezará a producir. “Esto permite un nuevo escalón en la producción uruguaya”, argumentó. Entonces, será un efecto positivo cuando se comience a producir y exportar. “Es favorable para uno o dos años más de impacto”, agregó.

También evaluó que se mantendrá el dinamismo de la construcción por la continuidad de las obras en el Ferrocarril Central y las viviendas. 

Por otro lado, expresó que se debe estar atento al contexto internacional por la alta inflación en los países desarrollados que implica esta suba de intereses y la guerra de Ucrania con Rusia. 

Por último, Moya mencionó que en particular se espera que el consumo privado se recupere más rápido de lo que se prevé.


Los datos del PIB

El PIB de Uruguay registró en el segundo trimestre de 2022 un aumento de 7,7% en comparación con igual período de 2021, de acuerdo al informe de Cuentas Nacionales publicado por el BCU. Por su parte, medido en términos desestacionalizados contra el primer trimestre del año, la economía uruguaya marcó un aumento de 1,1%.

De acuerdo al estudio, el crecimiento registrado en el segundo trimestre del año en términos interanuales se explica mayoritariamente por los elevados rendimientos alcanzados en la cosecha de soja, que comenzó a exportarse en el trimestre, y a la normalización de las condiciones sanitarias del país, con una importante incidencia de los servicios de enseñanza. 

Medido desde el enfoque de la producción, se registró un crecimiento de la actividad en términos interanuales en todos los sectores, a excepción de Actividades de administración pública, que mostraron una contracción de 2% respecto a abril-junio de 2021. Del otro lado, se destacaron por su incidencia positiva las actividades de Salud, Educación, Actividades inmobiliarias y Otros servicios (+11,1%), y Agropecuario, Pesca y Minería (+17,2%). 

Por su parte, desde el enfoque del gasto se recalca un incremento, tanto de la demanda interna como de la externa. En el primer caso, se verificó un crecimiento tanto del Gasto de Consumo Final (consumo) con una expansión de 6,1%, como de la Formación Bruta de capital (inversión), que se incrementó en 3,9%.

Por el lado de la demanda externa, se registró un aumento de 16,3% en las exportaciones, mientras que las importaciones (que restan en la cuenta del PIB) tuvieron un crecimiento inferior, de 9,7%, lo que resultó en un incremento de la demanda externa neta en términos de volumen físico respecto al segundo trimestre de 2021.