“Las negociaciones abiertas con la Unión Europea y China son los bienes más preciados para Uruguay”

Foto: University of Southern California

Nicolás Albertoni, master en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Georgetown


Cuando el comercio mundial parecía que iba camino a la mayor apertura jamás vista, por el fondo se colaban cada vez más medidas restrictivas al comercio. Según datos de la OMC, más de 2000 en los últimos ocho años. Como cara política a este fenómeno, el 2016 trajo dos hitos que no representan otra cosa que un duro golpe al libre comercio multilateral: la victoria del Brexit con la inminente salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, y la victoria [in]esperada de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. Esta semana el presidente electo de la primera economía mundial fue claro: Estados Unidos deja de pertenecer al acuerdo comercial transpacífico, el TPP, y así se da un paso más hacia el proteccionismo comercial que avanza en el mundo. Nicolás Albertoni, master en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Georgetown y estudiante de doctorado en la Universidad del Sur de California, habló con CRÓNICAS sobre el mundo comercial que se viene y cómo deben reaccionar Uruguay y el Mercosur al respecto.

 Por Adolfo Umpiérrez | @AdolfoUmpierrez

-¿Cuánto hay que creerle a Donald Trump hoy?

-Si algo hay que aprender de lo que ha pasado en la última campaña y en las primeras acciones para formar el gabinete, es que el error en términos de análisis es tratar de predecir lo que va a hacer Donald Trump. Es imposible predecir lo que un candidato, con esta forma, con este estilo, puede llegar a hacer. De todas maneras, hoy Trump está atravesando una fase en que se está dando cuenta que el electorado que lo votó empieza a desconfiar sobre si va a cumplir todo lo que prometió: entonces toma acciones como decir que no va a continuar la investigación contra Hillary Clinton por los e-mails, cuando en el último debate una de las grandes frases fue que la iba a llevar presa. Pero al mismo tiempo tiene un contraataque diciendo que en el primer día de su gestión hará que Estados Unidos salga del TPP. Tiene movimientos un poco radicales. Predecir qué va a hacer es difícil, pero hay señales de que va a haber cosas que no las va a cumplir, pero otras radicales que sí y allí se va al extremo, como sacar a Estados Unidos de una negociación de muchos años, firmada por los doce países al inicio de este año. Tiene esas jugadas de cerrar en un lado, pero abrir por otro. Eso va a ser la constante en estos años que se vienen. En medio de esto, el comercio parece haber “salido favorecido”, entre los imperdonables de Trump. El comercio, está estudiado, es un tema que a la sociedad en el día a día le cuesta comprenderlo cabalmente, entonces son cosas que él va a poder ir tranquilamente hacia la radicalidad.

«El presidente electo de Estados Unidos, parece no comprender que el TPP no era una política de acción, sino una política de reacción»

-No se trata de un tema en el que la gente sienta directamente las consecuencias…

-En un titular sale que Trump cumplió con determinada promesa, pero al mismo tiempo es verdad que es difícil llevarlo a algo tangible. El TPP era un acuerdo que si bien estaba firmado por los doce países, diplomáticamente no es una buena señal que Estados Unidos dé marcha atrás, porque demuestra que no había una política de Estado. Para Trump, al final del día, no es nada del otro mundo, porque es decirle que no a algo que el Congreso todavía no ha aprobado, y a los efectos del relato es cumplir con la promesa de campaña.

-Trump habló de hacer ciertos acuerdos bilaterales, cuidando la economía de Estados Unidos, en tiempos que lo bilateral estaba cayendo en desuso en la palabra de algunos especialistas. ¿Hay un retroceso en ese sentido o es un capricho de Trump?

-El presidente electo de Estados Unidos, que parece no comprender que el TPP no era una política de acción, sino una política de reacción ante lo que estaba pasando en el marco de dos variables. Primero el enlentecimiento de las Rondas de la OMC, como la Ronda de Doha que comenzó en 2001 y hoy aún no se llega a una conclusión. Por otro lado, se encontraba con el crecimiento de China, por lo que Estados Unidos, obviamente, nunca hubiera querido tener que reunir a doce países amigos y proponerles alinearse en torno a la agenda que marca Doha, porque en realidad en la OMC nunca lo hicieron. Lo que hubiera querido cualquier país es que esto se lleve a un consenso de la OMC con Estados Unidos teniendo un poco más de presencia. Pero Estados Unidos tuvo que armar una política de reacción porque China venía creciendo en materia de propiedad intelectual, y todos sabemos el poco respeto de parte de China a la propiedad intelectual, entonces Estados Unidos tuvo que reaccionar en respuesta a esto. Si Donald Trump deja libre esto y sale del TPP diciendo que era terrible para Estados Unidos, no deja otra cosa que un camino libre a China para seguir teniendo más protagonismo. Entonces el mensaje que ahora deja Ji Ximping en la Cumbre de APEC es que en un mundo que está construyendo muros, ahora China se presenta como un país que construye puentes. Parece que Donald Trump no se da cuenta de esto. Estados Unidos no eligió el TPP como gran estrategia política. En realidad no le quedó otra, sabía que en el marco multilateral no lo iba a poder hacer. Si Trump quiere el camino bilateral, -que lo puede hacer porque Estados Unidos tiene espalda- lo que va a pasar es que la retórica de Trump no convence a casi ningún país para salir a negociar. La retórica imperialista típica contra Estados Unidos, ahora va a salir al cruce más que nunca. Imaginemos a Trump buscando negociar con Uruguay: después de todo sigue siendo Estados Unidos, pero el discurso va a ser que no estamos negociando con Estados Unidos, sino con Donald Trump.

-¿Trump no tiene a nadie que le avise que ese camino puede ser complicado?

«En un mundo que está construyendo muros, ahora China se presenta como un país que construye puentes. Parece que Donald Trump no se da cuenta de esto».

-Hasta 2021 vamos a ver un periodo de un presidente que ya sabe cómo hablarle al norteamericano promedio, del Estados Unidos profundo que lo votó. Sabe bastante el relato de la política doméstica, pero no parece saber tanto de la política internacional. Vamos a ver un presidente muy abocado al plano doméstico, y cuando mire al plano internacional va a ser para dar estos manotazos grandes del estilo del TPP. Si hay alguien que le diga o no, cómo hacer las cosas, todo indica que las recetas no son el estilo de Trump. Vimos cómo ganó una campaña con todo lo que no hay que hacer: maldiciendo a las mujeres, a los periodistas, hablando con un tono racista muchas veces, y aun así la ganó. Entonces si viene un asesor a decirle lo malo que puede ser dejar el TPP y darle el espacio a China, él también parece usar su retórica personalista de quien ganó la Presidencia sin escuchar asesores y quiere gobernar sin escucharlos.

-¿Qué apoyo real tiene Trump en este momento, en el Congreso de Estados Unidos para llevar adelante su programa? Si bien los republicanos son mayoría en el Congreso, no son los que lo apoyaron para llegar a la Presidencia.

-En la historia, el presidente Donald Trump, ante todo, va a quedar como un presidente republicano. Nosotros le contaremos a nuestros hijos, antes de decir que era un multimillonario, que fue un presidente republicano de Estados Unidos. Esto quiere decir que el Congreso va a cuidar mucho las acciones radicales porque, ante todo, lo que va a quedar es que fue un presidente republicano. Quiero creer que, en los extremos, el Congreso republicano va a ser una balanza al momento de llevar estas cosas. Recordemos que en el Congreso están Marco Rubio, Paul Ryan, hay pesos pesados que no van a dejar que el legado partidario republicano quede con una mancha, por ejemplo, construyendo un muro por un capricho. Creo que en algunas cosas parece haber cierto consenso, de hecho acaba de nombrar para las Naciones Unidas una gobernadora de padres inmigrantes indios, que lo había criticado mucho. Está mostrando una lógica partidaria “más allá de que me criticaste somos parte del mismo partido y vos podes ser parte de esto”. De hecho, el propio Mitt Romney podría ser el secretario de Estado. Hay una lógica partidaria que aliviaría bastante el diálogo con el ser o no republicano, pero lo va a tener complicado. El Congreso pasa a ser una esperanza para aligerar las ideas radicales de Trump. Recordemos que en Estados Unidos todo lo que se quiere llevar a la práctica tiene que pasar por el Congreso, salvo algunas medidas. Esto se suma a una corriente mundial que hoy es bastante proteccionista. El mundo está siendo proteccionista. En julio, la OMC publicó un informe en el que alerta que del 2008 a la fecha hay 2127 nuevas restricciones comerciales, y en el último año al cierre del informe se habían registrado más de 150 medidas restrictivas del comercio. El mundo parece tender al proteccionismo y esto es fundamental para que Uruguay lo considere, porque el mundo comercial está cambiando de eje y nosotros necesitamos repensar y estar preparados para esto.

-¿Cómo tiene que pararse Uruguay ante eso para continuar diversificándose?

-Ahora que parece que Estados Unidos quiere salir del TPP y que parece que todos estos grandes acuerdos que había puedan tener menos importancia, muchos están “contentos” porque al final era mejor no estar en el TISA o el TPP. No. Inmenso error. Porque ahora en este mundo proteccionista se va a tender a que cada uno vuelva a su lugar y que los acuerdos firmados se mantengan porque es difícil desecharlos. Ahora los canales ya existentes van a estar abiertos: Chile va a continuar comerciando con Estados Unidos y la Unión Europea, la posibilidad del TLC de Uruguay con China va a seguir abierto, y los que no fuimos parte de los diálogos de apertura comercial en su momento vamos a empezar a sufrirlo, porque es más difícil salir a convencer al resto en un mundo más proteccionista. ¿Qué razones tiene Estados Unidos ahora para abrir su economía si China no la abre tanto? El diálogo del proteccionismo hace que los que no empezamos la carrera antes, ahora nos cueste más correrla, porque vamos a tocar puertas que van a estar cerradas. Los canales de negociación que tenemos abiertos como los de China o la Unión Europea son el bien más preciado que hoy tiene Uruguay. Porque en cuanto esos canales, que son las únicas perlas que nos vienen quedando, se caigan, dentro de un año el mundo va a tener un nivel de proteccionismo sorprendente y si no aprovechamos lo que tenemos abierto ahora, es regalar los puntos de la eliminatoria que ya tenemos, si lo pasamos a la metáfora futbolera. El tema de la inserción internacional de Uruguay en este contexto deja de ser un tema y pasa a ser un problema. Un tema se puede discutir con tiempo, pero un problema tiene un tiempo de discusión corto y necesita acción, y siempre hablando en términos de soluciones. Si algo no puede hacer Uruguay hoy es buscar culpables, tenemos que invertir el tiempo en buscar soluciones. El eje del comercio mundial está cambiando y no nos estamos dando cuenta de la luz amarilla que se nos está prendiendo. Una vez una senadora uruguaya me dijo que después de todo, a la Unión Europea le llevó 50 años llegar a ser lo que es hoy, eso lo dijo antes del Brexit. La respuesta a esa senadora fue que, la Unión Europea cuando nació, tuvo derecho a esperar 50 años, si hoy nos damos el gusto de esperar 25 años más, cuando nos despertemos el mundo va a ser otro. No nos podemos dar esos lujos de espera basados en que el tiempo genera solidez.

-Sin embargo, se podría leer que, no habiendo avanzado lo suficiente en la apertura comercial, una vez que se genere cierto proteccionismo, Uruguay no quedaría tan rezagado en materia de apertura, porque nuestros competidores ya no nos sacarán mayor distancia…

-En cuanto a la posición de estrategia, es verdad que ahora todo el mundo vuelve a su casillero. Si hay un consejo que hoy podría dar un analista sería el de volver a la OMC, “de donde nunca debimos irnos”, pero al final del día hay que tener cuidado porque eso es comparativo.  Es verdad que el mundo parece alinearse a lo que Uruguay decía, pero el tema es que se alinea, pero con negociaciones ya cerradas. En el camino, mientras nosotros gritábamos con la pelota abajo del brazo, se seguía jugando un partido sin nosotros. Desde el punto de vista del mensaje parece que salimos victoriosos, pero en la comparación ya estamos dos escalones más abajo. Seguimos siendo los mismos, gritando el mismo discurso, pero quedamos atrás. Como mensaje técnico, lo que habría que hacer ahora es volver al lugar del que nunca debimos salir como la OMC, pero la OMC necesita repensarse, sin dudas. La lógica de consenso con 159 países es muy loca. Tiene que prepararse y ver que tiene la estructura de otros tiempos. De la Ronda Uruguay en la que había 131 integrantes, se pasa a 159 países en la Ronda de Doha, entonces ya hay un tema natural que son los nuevos países, y entre ellos está China, y si a todo esto le sumamos que esto se basa y se rige por el consenso, es algo que suena bárbaro, pero tiene que haber mecanismos de flexibilización porque si no, no se va a lograr nada, y allí pierden las economías chicas que siempre van a depender de comprar afuera para consumir.

«Lo que habría que hacer ahora es volver al lugar del que nunca debimos salir como la OMC

-Acá hay dos cosas claras que marcan una tendencia hacia el proteccionismo: el Brexit y la victoria de Trump ¿Qué tiene que pasar para que esta tendencia hacia el proteccionismo se revierta?

-Las dos variables políticas que muestran esa tendencia es verdad que son esas, pero hay datos cuantitativos que muestran que de verdad se viene una ola proteccionista y no nos estamos dando cuenta. No es que hay que esperar que se vean resultados no tan buenos para Gran Bretaña o las políticas de Trump, hay datos. Al mismo tiempo, el comercio en Estados Unidos bajó en 2015, 200.000 millones de dólares. El comercio en general ya no está siendo un atractivo para muchos países. Son datos fuertes. Para que esto se revierta tenemos que darnos cuenta que en los últimos años se ha tergiversado mucho el mensaje del libre comercio. Ante la tendencia de que los acuerdos comerciales han generado nuevos temas: hoy los acuerdos comerciales te hablan hasta de sustentabilidad ambiental. Hay que observar que la dispersión temática de los acuerdos comerciales generó que haya nuevos actores además del comercio que hicieron que el mensaje hacia el público sea más difuso y fuera rechazado. Hoy habla en contra del libre comercio hasta la National Geographic. Estamos teniendo una ola proteccionista, pero cuando uno ve la base fundamentada, esto se da porque se cree que se va a terminar con la fauna y flora de un lugar, por ejemplo. Se ha llegado a una radicalidad en la que el comercio internacional tiene parte de culpa de eso, porque se ha dado el ámbito de discusión de temas que no son del comercio. Porque no solo se discute sobre propiedad intelectual, sino también de sustentabilidad ambiental, que, si bien tiene relación con el comercio, si no estoy preparado para comunicar esto, se genera un doble mensaje que se me puede volver en contra. Esta ola se da porque la población no está comprendiendo el mensaje y atrás de esto viene un tipo como Trump, que parece que tuviera la verdad revelada, con un discurso basado en que nada sirve y hay que volver a nuestros lugares. En realidad, está comprobado que no, que el proteccionismo encarece, y que tiene todas las consecuencias que lleva el hecho de cerrar la economía y vaya si en América Latina sabemos de los males que trae estar cerrados. Para revertir esta situación es necesario coordinar mejor los mensajes que se están dando. El TPP no puede tener una agenda de veinte temas. Creo que a veces no nos estamos dando cuenta de que el comercio no es la plataforma para lo que queramos, para todo tipo de temas, y eso genera una reacción proteccionista. Yo no digo de volver a hablar de cuestiones meramente arancelarias o no arancelarias, sino estructurar más el mensaje que se está dando. Si antes teníamos una persona en contra del acuerdo, si tratamos veinte temas, entonces ahora vamos a tener veinte personas en contra.

-Aquel principio de la economía de que el comercio mejora la calidad de vida de una población, en un momento todo el mundo se dio media vuelta y lo desconoció.

-Y como si nada, cuando en realidad tenemos evidencia empírica de que lo contrario sí hace mal. Las economías en los 70, con aquella lógica de sustitución de importaciones, supimos que fue la receta del fracaso y con esto no estoy diciendo nada ideológico. Basta con mirar los 70 en la lógica de las típicas políticas de crecer hacia adentro y no fue la receta en ningún lado. Tampoco es la receta la apertura radical. No puede ser que porque sí, un acuerdo comercial contenga negociaciones de sustentabilidad ambiental.


“No nos endulcemos con que ahora los países grandes quieren negociar bilateralmente, porque una cosa muy diferente es cuando se pasa del relato a la acción”

-Argentina y Brasil se han mostrado abiertos a que Uruguay negocie de manera bilateral con China ¿Eso parte de la base de que ellos también necesitan abrirse a negociar de manera bilateral?

-Puede ser. Creo que hay una lógica aperturista que es parte de estos nuevos gobiernos alternativos, pero ojo que al final del día, los mercados mandan. Tanto en Argentina como en Brasil, una cosa es decirlo, otra es ponerse a negociar. Uno ve hoy que al momento de negociar el Mercosur con China, la lógica de complementariedad es muy diferente: en algunos rubros Brasil es competencia con China y no complementario. No nos endulcemos con que ahora los países grandes quieren negociar bilateralmente, porque una cosa muy diferente es cuando se pasa del relato a la acción, y la acción es cuando uno tiene que empezar a ver los números y sus mercados, y hay muchos rubros sensibles en ambos países que no le permitirían una bilateralidad acorde al mensaje que están dando sus presidentes. Dicho esto, es muy diferente al caso de Uruguay o Paraguay, que si uno mira su canasta, casi en un 80% somos complementarios con quien se vaya a negociar, por una cuestión de mercado nosotros necesitamos mucho más de lo que tenemos y vendemos. Hay que tener cuidado con esto también, porque si bien hay que sacar provecho de eso no hay que endulzarse y salir a negociar todos juntos. Porque tarde o temprano, si uno analiza los mercados de los dos grandes va a haber bastante reclamo interno si se quiere negociar con China.

-Este beneplácito ¿se va a materializar en un permiso o va a quedar en una expresión de deseo por parte de Argentina y Brasil?

-Si quieren bilateralidad, frente a una propuesta concreta, es necesario establecer una cláusula de respuesta ante la propuesta de que un país quiere negociar un acuerdo con un tercero. Uruguay debería presentarse en la próxima Cumbre del Mercosur diciendo que existe una propuesta concreta a Uruguay, país independiente, para negociar con China, y proponer una cláusula que establezca que ante estos casos, los otros miembros tienen cierto tiempo, no mayor a seis meses, para expedirse al respecto: pero no para darle permiso al miembro del Mercosur, sino para establecer si se acopla, o no, a la negociación. Estos serían mecanismos que no le darían la espalda al Mercosur y sería algo innovador, que no va en contra de la unión aduanera, y dentro de la informalidad es una formalidad que se le podría dar al Mercosur para que exista bilateralidad.

-En ese caso habría que ver qué dice la contraparte. Porque China bien podría oponerse a negociar con Uruguay y Brasil, siendo que la propuesta inicial era una negociación solo con Uruguay.

-Ese es un buen punto. Pero en términos de comercio siempre le va a ser más atractivo a un país negociar con el Mercosur, porque al final se pasa a una negociación que, en lugar de tener del otro lado tres millones y medio de habitantes, estaría involucrando a media América Latina, si se suman Argentina y Brasil. Difícilmente un país se niegue a negociar con Brasil. Una vez que te pones en esta lógica del libre comercio, se supone que no le tenés miedo a negociar con cualquiera, porque después de todo es sentarse en una mesa a exponer lo que es mejor para las partes. Podría demorarse el proceso si hay cosas muy contrapuestas, pero eso no sería un argumento en contra a lo que estoy diciendo, porque por lo único que diría que no, es porque se le van a hacer más largos los procesos, pero en el caso de China, sabemos que es un país acostumbrado a procesos largos.

-¿El Mercosur se va a terminar de sacar esa piedra en el zapato que es Venezuela?

-Este año de diálogo impertinente, y típicamente setentista de si un país es o no una democracia, al Mercosur le va a costar caro, pero fue sano darle tiempo. Todo indica que Venezuela no dura hasta antes de enero o diciembre, creo que van a haber señales radicales en eso. Incluso se ha dicho que el mejor escenario es que se le saque el voto, no es nada más y nada menos que pasarlo a un país asociado y ya no un miembro pleno. Yo creo que sí, se va a sacar la piedra en el zapato, pero ahora no es lamentarnos por el tiempo perdido. Hay que mirar hacia adelante y se cae de maduro, porque era insostenible que en un mundo que está discutiendo grandes temas, con cambios radicales, y al que tenemos que estar muy atentos, Uruguay estuviera teniendo un debate atrasado que no nos podíamos dar el lujo de tener. Al final terminó cayendo solo, pero creo que demoró más de lo esperado. Que ante la postura de Nin Novoa sobre Venezuela, la respuesta desde Caracas sea que si los sacan por la puerta se meten por la ventana, es un poco lamentable. Es como que estamos cayendo en un lenguaje de la época de las cavernas con todo lo que está pasando en el mundo hoy.