Que no nos sea indiferente

Por: Dr. Pablo Anzalone (*) | @PabloAnzalone

La participación social, las acciones colectivas por temas sensibles contribuyen a construir una agenda pública de transformaciones necesarias, fortalecen a los movimientos sociales y enriquecen a la democracia. Este tipo de luchas son particularmente importantes en el plano ideológico y político para la sociedad por varias razones. En primer lugar, porque plantean problemas importantes omitidos o subestimados por el sistema político. En segundo término, porque reclaman cambios en situaciones de desigualdad e injusticia, promoviendo el respeto de derechos humanos que muchas veces no son reconocidos como tales. Estos movimientos elaboran propuestas, plantean soluciones inmediatas pero también a mediano y largo plazo. Los temas en sí mismos, las propuestas y el hecho social de la acción colectiva son grandes formadores de valores ideológicos que permean a la sociedad. Esos aspectos culturales están en pugna con otros valores que justifican las desigualdades y la violación de derechos, por defensa del statu quo tradicional o reaccionando ante avances democratizadores (el término “reaccionarios” aplica aquí claramente).

También las ultraderechas en el mundo han demostrado ser capaces de promover movilizaciones y hasta rebeldías desde lo social, lo cultural, lo religioso y lo político.

La idea de que la política se hace en los espacios estatales y en las campañas electorales es una versión deliberadamente acotada y pobre de la misma. La participación social es un factor clave para el desarrollo de políticas democratizadoras. Debe tenerse en cuenta que la democratización es un nudo crítico de los procesos latinoamericanos. Es un conjunto de encrucijadas que involucra desde las situaciones más urgentes hasta las utopías societales que nos ayudan a caminar, como decía Eduardo Galeano. Contradiciendo a quienes sostienen que desaparecieron los grandes relatos (ya no habría utopías y solo cabe resignarse a este modelo de sociedad) hay nuevos sueños que se están construyendo en estos procesos. América Latina es un laboratorio fermental en este sentido.

Analicemos tres ejemplos significativos: las luchas feministas contra las violencias hacia las mujeres, las campañas por los derechos de niñas, niños y adolescentes y las acciones por un envejecimiento saludable.

Violencias patriarcales

La marcha del 25 de noviembre pasado y las que todos los años conmueven al Uruguay cada 8 de marzo han puesto sobre la mesa la violencia contra las mujeres y sus formas extremas como los femicidios. La desigualdad es estructural en materia de género y ello tiene múltiples consecuencias. La violencia es una de las manifestaciones más duras de las concepciones patriarcales. Pero además la masculinidad patriarcal tiene un efecto muy perjudicial para los varones. La esperanza de vida en varones es significativamente menor (74 años frente a 81 años en mujeres). Los varones concurren menos a los servicios de salud y se realizan menos controles. Los homicidios son protagonizados fundamentalmente por varones tanto en víctimas (88%) como victimarios (94%) y algo similar sucede con los muertos en siniestros de tránsito. Un indicador muy elocuente es que los suicidios son el 80% en varones.

Ningún campo de la sociedad puede analizarse hoy sin una mirada de género y la igualdad en este plano es una bandera que crece. Erradicar la discriminación por género y superar las concepciones patriarcales es uno de los grandes cambios sociales de esta época.

Infancias y adolescencias

El lanzamiento el 17 de noviembre en la ciudad de La Paz, Canelones, de la campaña “Pobreza Infantil Cero es posible”, promovida por un espectro muy amplio de personas convocadas como “Diálogo por la Vida”, está marcando un tema de alta sensibilidad en un Uruguay en que nacen cada vez menos niños. La concentración de la pobreza en los hogares con niños afecta sus posibilidades de desarrollo a lo largo de toda la vida. A pesar de la reducción de la pobreza en los últimos 15 años, esa desigualdad continuó. El agravamiento de la pobreza desde 2020 impactó más a la infancia y pasó de 16% en 2019 a 22% en 2022. Uno de cada cinco hogares con niños sufría inseguridad alimentaria grave o moderada en 2020 (3,8% inseguridad grave, o sea, hambre).

Además del Diálogo por la Vida se realizaron ahora dos movilizaciones importantes por este tema. La 8va Marcha por derechos de niñas, niños y adolescentes organizada por el “Oeste en Movimiento”(1), una amplia conjunción de actores locales que movilizó a cientos de niños y vecinos.

“Ponerse a la Altura”: Dentro de la Semana de los Derechos de Infancias y Adolescencias se realizaron también una cantidad de actividades organizadas por la Plataforma Infancias y Adolescencias integrada por organizaciones sociales y academia, que hacen un llamado al sistema político, gobiernos y comunidades para “ponerse a la altura”(2).

Envejecimiento saludable

La Marcha por la Vida convocada por Onajpu el 11 de noviembre en todo el país incluyó en su proclama varios planteos importantes que van desde la “seguridad económica de los jubilados y pensionistas de menores ingresos, que se encuentra hoy amenazada”, a “profundizar la gran herramienta que implicó la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud”, contra las “barreras económicas para cubrir los costos de órdenes, estudios y medicamentos” y otras “dificultades para el real acceso a la atención médica”. Denuncian “el retroceso que ha tenido el Sistema Nacional de Cuidados” y reclaman su reactivación, “buscando asegurar la cobertura y seguir buscando formas de expandir el universo de beneficiarios, tanto en la primera infancia como entre los adultos mayores”. También hay que valorar el Conversatorio amplio convocado por Redam para el 6 de diciembre con la consigna “Participar es ejercer derechos”.

La participación social en las políticas públicas defiende los intereses y los derechos vulnerados, haciendo oír la voz de los sectores postergados. Su aporte es un elemento fundamental para la democratización de la sociedad.

(*) Doctor en Sociología. Lic. en Educación-Diplomado en Políticas Públicas e Innovación. Mag. en Sociología. Director Div. Salud IMM 2005-2015. Colectivo El Taller.

Referencias:

(1) https://www.youtube.com/watch?v=f1mOm3vQeSM

(2) Derechos de las infancias y adolescencias: es hora de “ponerse a la altura” | la diaria | Uruguay