Ser más competitivos, con costos de producción transparentes y sin subsidios encubiertos

EDICIÓN ESPECIAL 2021

Juan Martínez Escrich – Presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales del Uruguay (CCE)


La espera de la concreción de acuerdos bilaterales o multilaterales con países del mundo y Uruguay genera grandes expectativas en el presidente de la CCE, Juan Martínez Escrich, ya que entiende que son de relevancia para atraer nuevos inversores que se interesarían si se reducen o agilizan los tramites para el intercambio comercial.

Más allá que representa a diversas cámaras, y que las mismas han tenido realidades diferentes, en general, ¿qué balance hace del 2021?

Es un balance positivo. Nosotros, en agosto de 2019, confeccionamos un librillo con las propuestas de forma estructural que el sector empresarial necesita para poder seguir creciendo, dando más y mejor empleo y generar divisas al país.

En ese sentido, se aprobaron en la LUC varios puntos allí planteados. En el presupuesto y rendición de cuentas también hubo aspectos positivos aprobados.

Hemos trabajado en las propuestas para la reforma de la seguridad social. Se han venido planteando tópicos a mejorar en la educación.

Se viene trabajando en la apertura de mercados internacionales. Y a nivel macroeconómico, se han plasmado ideas centrales, como lo es la regla fiscal y la paridad de precios de importación en combustibles.

¿Cómo ve la relación entre los distintos actores -empresarios, comercios y sindicatos- del escenario comercial e industrial?

El vínculo empresarial se ha venido fortaleciendo, y los empresarios trabajando más unidos y en forma coherente frente a temas estructurales de mediano y largo plazo, que es el horizonte hacia donde mira la CCE. La relación con los sindicatos es, como siempre, de respeto mutuo y dialogo. Hemos transitado dos rondas salariales con éxito.

Mirando al 2022, ¿qué expectativas tiene para las cámaras y cuáles son los grandes desafíos que estas enfrentan?

Sin duda aún quedan varios temas para concretar. Esperamos que la pandemia se haga a un lado y nos permita encarar las grandes reformas que el país necesita en forma urgente.

Se debe aprobar la reforma de la seguridad social, así como una reforma del Estado que incorpore los tramites digitales con una única base de datos unificada.

La agilidad y reducción de tramites es relevante para captar inversiones. Aguardamos la consolidación de acuerdos bilaterales o multilaterales, no solo con China, sino con otros países en los cuales Uruguay pueda expandirse.

Y la educación no resiste más dilación, y debe poner foco en la creatividad y generar capacidades del siglo XXI, donde la informática y los idiomas sean el centro de atención motivacional de la juventud.

¿Cuáles entiende que son las fortalezas del sector empresarial de nuestro país, de cara a un futuro que parece ser de transición a nivel global?

Los empresarios son los que generan riqueza al país. Su aversión al riesgo posibilita invertir, generar fuentes de trabajo, producir, exportar y captar divisas; para que el Estado puede distribuirlas con justicia social. Si esa locomotora fracasa, el país fracasa.

Esperamos una gran reactivación de los sectores que han sido dañados por la pandemia, y que el Uruguay se pueda abrir al mundo.

Para eso debemos hacer los deberes internos, como empresas y como gobierno, de ser mucho más competitivos, donde los costos de producción sean transparentes y no tengamos subsidios encubiertos, y donde la capacitación de nuestra gente permita producir bienes y servicios de gran calidad exportadora.

¿Algo más que quiera agregar?

Esperemos que todos los ciudadanos piensen “fuera de la caja”, con cabeza en el futuro y con foco en el país.

No podemos seguir mirando hacia adentro o nuestra propia chacrita, donde solo se defiende lo de cada uno, sino que debemos pensar en el bien común y hacia dónde queremos que el Uruguay se dirija; dejando de lado las doctrinas partidarias y dándole valor a nuestra gente para que puedan desarrollarse como personas y profesionalmente en forma digna.

El desarrollo y crecimiento del Uruguay será una realidad, si todos trabajamos y nos comprometemos seria y moralmente para que así ocurra.